«Cuando hacemos lo que debería hacer un hijo, evitamos nuestro sufrimiento y agrandamos el suyo en el futuro»

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Fernando Alberca, Doctor en Pedagogía, profesor en las universidades de Córdoba y Villanueva de Madrid, acaba de publicar 'La magia del esfuerzo: Claves para dar a tu hijo el impulso que necesita' (Totomítico) . En conversación con ABC asegura que hoy es más fácil que los niños y jóvenes no se esfuercen, «tiene su lógica», puntualiza: « sus modelos a seguir en las canciones, en instragram, Tik Tok... no estudian y les invitan a una vida sin esfuerzo». Pero, además, añade otros dos motivos de gran peso.Por un lado, recuerda que desde 1995 las generaciones ya son digitales y para ellos ha sido más fácil no esforzarse para conseguir cosas. « Tumbados en el sofá han sido capaces de encontrar información a golpe de clik, de pedir cosas, comprar... La era digital hace que todo requiera menos esfuerzo. Y, por otra parte, desde que nacieron, sus padres siempre se han preocupado de sobreprotegerles y de que tuvieran una vida cómoda, sin problemas, y llena de bienestar. Les hemos educado con un modelo en el que les hemos transmitido que deben huir de los obstáculos de la vida. Parece, en principio, que no importa mucho que hagamos todo por ellos (hasta llevarles la mochila, por ejemplo, para que no se cansen, o muchas otras cosas peores) pero, sin darnos cuenta, cuando hacemos lo que nuestro hijo debe hacer, aprender a hacer o decidir hacer libremente, lo que estamos haciendo es evitar nuestro sufrimiento y agrandar el suyo en el futuro. Y eso es un problema. Ellos no son una generación de cristal, son una generación de hierro que necesita un punto de apoyo que no encuentra».Noticias relacionadas estandar No Empresas y universidades «El que no mejora, empeora»: así forman el talento del siglo XXl Alberto Velázquez estandar No El mensaje del Comité de Prevención del Tabaquismo para que tu hijo deje de vapear Laura PeraitaPese a todo, este experto en Neuropsicología y talento, advierte que el ser humano está diseñado para el esfuerzo y para superar retos, pero hay que enseñarle de dónde sacar esa fuerza de voluntad que hace falta muscular. Explica que los jóvenes hoy en día quieren hacer un montón de cosas , pero no les apetece esforzarse. «Es como el que quiere aprobar el curso, pero no le apetece estudiar », puntualiza. Liberar a los hijos de la trampa de autosuficienciaA los padres que se encuentren en la tesitura de tener que motivar a sus hijos para que se esfuercen en algún área de su vida, Alberca les recomienda que hablen con su hijo desde la reflexión calmada. «Debemos liberar a los hijos de la trampa de su autosuficiencia. Con amabilidad, persistencia, serenidad y paciencia; sin buscar resultados inmediatos , sino solo educación a largo plazo: felicidad, por tanto. Deben explicarles que cuanto mayor esfuerzo realicen para lograr un objetivo, más satisfacción, valía, orgullo, autoestima, felicidad y libertad van a sentir. Si hacen lo que quieren por esa meta se van a dar cuenta de que aprenden a superar obstáculos (como el de la pereza) y, sin duda, se van a sentir más libres y felices . Hay que explicarles las diferencias existentes entre querer y apetecer».familia_2022Si el esfuerzo está aplicado al estudio, Alberca recomienda no caer en el error de identificar el resultado de su esfuerzo con el de la nota, si no en su dedicación a la materia, que a veces no se corresponde con la calificación. Por ello, antes de conocer los padres la nota, si el hijo ha demostrado fuerza de voluntad para estudiar, ya deben celebrarlo porque el esfuerzo ha sido el correcto. Su fuerza de voluntad le fortalece a él para seguir superando obstáculos. Se trata de un proceso de entrenamiento para saber esforzarse en próximos obstáculos». MÁS INFORMACIÓN noticia No «Vivimos en la generación 'des': descontento, desencuentro y desconfianza» noticia No «Quien repite curso lo hace porque es víctima de un sistema incapaz de detectar sus dificultades» noticia No «Si sospechas que tu hijo tiene depresión, no esperes a que se le 'pase solo'»Otra buena noticia, según Fernando Alberca, es que la fuerza de voluntad se puede enseñar y 'entrenar' tanto en niños pequeños como en adolescentes. «Es más, cuanto más mayor sea mejor es el resultado porque el adolescente ya ha experimentado el dolor, sufrimiento y frustración por no conseguir sus metas. El niño o joven que cree que la felicidad está en evitar el sufrimiento se da cuenta de que no hay mayor sufrimiento que no poder realizar el esfuerzo que requiere un objetivo. Se siente insatisfecho e infeliz. Por tanto, la impotencia y la frustración son grandes aliados para la educación. Cuando demuestra fuerza de voluntad y avanza en su propósito, la satisfacción es inmediata y le compensa muy gratamente ».

 

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