Cristina Fallarás: «Toda sociedad tiene la violencia que tolera»

Roman_Lakin

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Cristina Fallarás (Zaragoza, 1968) ha recibido hoy un doble revés en la puesta a la venta de su libro 'No publiques mi nombre' (Editorial Siglo XXI). Por un lado, seguro que el primero lo conocía , pero coincide la comercialización de sus testimonios anónimos contra la violencia sexual con la presentación del libro de Irene Montero , exministra de Igualdad responsable de la 'ley del sí es sí' y que dedica a su vez un elogio en este libro a la periodista y escritora en la contraportada de su volumen. Las declaraciones de Montero sobre la peor decisión política de la izquierda que representa haber aupado a Yolanda Díaz a la Vicepresidencia del Gobierno pueden opacar la salida a las librerías de estas miles de voces que conforman, según Fallarás, el #Seacabó español que patentó un tuit de Alexia Putellas comida por la rabia tras escuchar la intervención del entonces presidente del fútbol español, Luis Rubiales, ante la junta directiva de la Federación (RFEF) y rubricar hasta en cinco ocasiones que no iba a dimitir por los ecos de un beso que para él había sido «consensuado» con Jenni Hermoso, compañera de selección de Putellas.Noticia Relacionada estandar Si La primera madre soltera que logra ampliar su permiso por nacimiento: «No es para mi disfrute, es para el bien del menor» Miriam Antolín Eva Rueda espera que la sentencia del Supremo ayude «a las que vienen detrás»Ese agosto de 2023, el día 28, Fallarás lanza el cable en redes y pide recibir testimonios que acrediten situaciones sobrevenidas sin consentimiento (que respaldan la ley de Montero, a su vez) y agresiones sexuales como la que sufrió Hermoso después de que España ganase a Inglaterra en la final del Mundial en Sídney. En pocos días eran cientos los relatos recibidos por la autora, que decidió irlos publicando en su perfil en redes y también recopilando para este libro, a instancias de algunas de las víctimas precisamente. Fallarás documenta la rabia y la ira de las mujeres. Recrea un mapa de la herida que desolla a las víctimas de agresiones sexuales. El libro es una compilación de cientos de testimonios . Algunos solo son testigos de otros abusos, y otros infunden ánimos a las víctimas, por lo que no todos los miles de extractos publicados pertenecen en sí mismos a víctimas. Los de éstas son lacerantes, hirientes, bochornosos. Y duele leerlos. Una niña de 4 años cuyo padre se metía en su cama; empleadas de jefes que abusaron de ellas como método de coacción; ginecólogos que introducían demasiado el dedo o alababan lo «bonito» que tenía los genitales la paciente. La denuncia colectiva salpica a religiosos, profesores, entrenadores, médicos y sobre todo «hombres cercanos, que abusan del apego» y la «confianza», sabedores de que sus víctimas callarán. Lo difícil que es romper el silencioRomper el silencio es una fórmula sobre la que también versa el prólogo de Fallarás y el epílogo de la profesora vasca Nerea Barjola, doctora en Feminismos y Género, una necesidad que puede durar «años» y hasta «décadas», lo cual no se ha comprendido en numerosas ocasiones por los jueces o policías que recibían la denuncia formal. Según Fallarás, que admite haber sido abusada en su propia infancia y conocer muy bien las sensaciones que le escriben las víctimas al otro lado de la pantalla «por experiencia propia», muchas mujeres arrinconan lo vivido en una parte de su alma y cerebro por un solo motivo: por su propia supervivencia . Convivir con ello a menudo se hace tan difícil que o lo aparcas o te hundes y no puedes seguir, cuenta. AnonimatoEl libro parte de la petición de todas las víctimas de no publicar su nombre y que tanto agresor como agredida sean anónimos. Así que no aparece el homónimo de nadie, ni de Íñigo Errejón ni ningún rostro conocido, aunque Fallarás denosta las justificaciones de Plácido Domingo en el prólogo. Fue precisamente Fallarás quien recibió el testimonio inicial que detonó el caso contra el diputado y dio lugar a todos los demás . Por eso hablamos de segundo revés en el día de hoy para Fallarás, al conocerse la suspensión de la causa por la baja médica de la letrada de la denunciante, Elisa Mouliaá, que ha derivado en el archivo provisional de la causa por el Juzgad o número 47 de Madrid. En el libro de Fallarás no hay un solo nombre propio o rostro conocido citado: se denuncia el abuso de profesores, médicos o entrenadoresFallarás reivindica en las páginas que escribe, además, que no hay agresión menor, que una mujer agredida es eso, una mujer agredida. La autora del hashtag #Cuéntalo, en 2018, para seguir los coletazos del #MeToo internacional, decidió publicar todos estos testimonios en marzo de este año a raíz de la suspensión temporal de su cuenta en Instagram. La plataforma repitió el mismo hecho recientemente cuando estalló el caso Errejón y el muro de Fallarás se convirtió en una compilación de manifestaciones de víctimas contra el entonces diputado de Sumar. Dice la periodista que esta obra -'No publiques mi nombre'- es una muestra de memoria colectiva y una herramienta con la que se identifican perfectamente patrones de abuso por parte de los hombres; que al publicar todos estos testimonios tan dolorosos se salvan del olvido. «Toda sociedad tiene la violencia que tolera», sostiene en la página 16 del prólogo la autora. MÁS INFORMACIÓN noticia No El Gobierno destinará 500 millones al plan de limpieza contra el lodo noticia No Educación. El Gobierno se centra en la FP y olvida el resto de enseñanzas noticia No Vicente Martínez Mus: «Necesitamos un centenar de camiones de desatasco. El riesgo de colapso es real y cada hora cuenta»Los beneficios del libro irán destinados a la creación e espacios para dar voz a las mujeres que han sufrido violencia sexual y se gestionarán a través de la asociación a la que pertenece Fallarás Acción Comadres, donde se encuentran entre otras la juez Vicky Rosell, exdelegada del Gobierno contra la Violencia de Género en el mandato de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad.

 

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