Córdoba: regusto agridulce

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El INE publicó la pasada semana su formidable estudio 'Indicadores Urbanos' . En la capital, nos dejó un regusto agridulce. Nos fue fácil digerir la buena evolución del paro . En 2023, su tasa se situó en el 21% -21 de cada cien personas que querían trabajar no podían hacerlo-, con lo que es la undécima ciudad del país donde más castiga esta lacra. Eso sí, en 2020, era la segunda urbe donde golpeaba con más fuerza y esta ratio estaba en el 27,8%. Son siete puntos menos en un trienio. Es un dato para paladearlo, porque, tras él, hay muchos paisanos que le dieron la vuelta a la tortilla de su situación y lograron empleo .Noticia Relacionada Primera plana opinion Si Flora: eclosión bella y rentable Baltasar López Un estudio de la Universidad Loyola calculó que la repercusión económica en Córdoba de esta cita en 2023 fue de 16,4 millonesTodo apunta a que en los próximos años la ciudad podrá servir indicadores aún mejores. La Base Logística debe llevar el mercado laboral local a un mejor punto de ebullición. Eso sí, este termómetro del paro no vino limpio del todo. La espina estuvo en que la tasa de desempleo en España es aún notablemente inferior a la nuestra: 12,2%. Pero, para atragantamientos, el que tuvimos al observar que, entre los quince barrios más pobres de España -se analizan 17 grandes ciudades-, repiten tres de Córdoba: el Guadalquivir (séptimo); Azahara-Palmeras (noveno) y Sector Sur (decimotercero). Es cierto que su renta en 2022 -último indicador disponible- creció en comparación a 2020 por encima de la subida media de la capital. Pero no fueron alzas muy superiores al crecimiento tipo. Y hacen falta. Porque en estos enclaves viven 29.744 personas en unas condiciones socieconómicas lamentables.Las Administraciones van cocinando planes para estas zonas pero los avances son insuficientes. Le corresponde al Ayuntamiento aportar más fondos y desollarse los nudillos tocando las puertas de la Junta, el Gobierno central y la UE para lograr más dinero con el que hallar y ejecutar recetas con las que sacar a estos enclaves de su depresión. Lo que está claro es que las intervenciones realizadas hasta ahora no han cuajado en las mejoras necesarias. Los vecinos de estos barrios necesitan, además, sentir que las Administraciones no les han abandonado. Cuando se sientan arropados por ellas, será más fácil que tomen la sartén por el mango en sus vidas: que se involucren al máximo en transformarlas y en cambiar los lugares donde viven.

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