batz.deron
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La premisa del videojuego Twisted Metal, un clásico que PlayStation lanzó a mediados de los noventa, nunca ha sido muy compleja. Un grupo de personajes combaten con sus vehículos por distintos escenarios con una infinidad de armas a su disposición. Esa ausencia de narrativa se ha convertido en una oportunidad para los creadores de su adaptación televisiva, que estrena AXN con doble episodio este martes 15 de octubre a las 22.00 y que luego pasará al catálogo a la carta de AXN Now. La serie homónima construye un universo muy particular, a partir de la onomatopeya visual y de un sentido del humor que se abandona al absurdo, a medio camino entre la acción y la comedia. No es casualidad que sus guionistas sean los de las películas de Deadpool, Rhett Reese y Paul Wernick, ni que Michael Jonathan Smith, quien trabajó en la producción de la serie Cobra Kai, sea su showrunner.
La primera temporada del Twisted Metal presenta un mundo postapocalíptico. Mientras una minoría disfruta de la comodidad de las ciudades, el resto de la población sobrevive a la ley del más fuerte en un gigantesco y desolador páramo. John Doe (interpretado por el nuevo Capitán América, Anthony Mackie) es un hombre al que se le ofrece la oportunidad de una vida mejor si logra entregar con éxito un misterioso paquete con la ayuda de una ladrona de coches a la que da vida Stephanie Beatriz. En su versión en acción real, el videojuego se convierte en la optimista y muy visual historia de superación de sus dos protagonistas.
Su responsable principal, Michael Jonathan Smith, celebra el poder crear un relato “con un tono que no puede encontrarse ahora mismo en televisión. Nos ha ayudado a ello el éxito de proyectos como Deadpool, que ha hecho que el espectador haya aceptado este tipo de humor en una película de acción”, defiende a mediados de septiembre en Toronto durante el rodaje de la segunda temporada de la serie, al que EL PAÍS acude invitado por la cadena. El propio showrunner es consciente de que este videojuego no tiene una estructura narrativa tan marcada, como la de The Last of Us (adaptada para HBO) o Fallout (Prime Video). “Hemos sido fieles referenciando personajes y escenarios del Twisted Metal original, y esta primera temporada la hemos dedicado a establecer la identidad de la serie. No se trata de mostrar el absurdo por el absurdo, sin justificación, sino basándose en la personalidad de los personajes. La idea es que el público no sepa ni qué ni a quién se va a encontrar en el siguiente episodio. Cuanto más raros nos ponemos, más éxito tiene entre los espectadores”, comenta Smith.
El personaje más icónico para los amantes del videojuego que aparece en esta primera temporada es el villano Sweet Tooth, un payaso demente acompañado de su inconfundible camioneta de helados que ha necesitado a dos actores para darle vida. Mientras que la exestrella de lucha libre Joe Seanoa (conocido como Samoa Joe) presta su cuerpo y su expresividad física al personaje enmascarado, es el actor Will Arnett quien le pone voz en su versión original. El propio Smith explica que se trata de un trabajo en equipo de ambos intérpretes. Primero el luchador hace el trabajo gestual con total libertad en el rodaje y luego Arnett suma su trabajo de doblaje en un estudio.
El propio Seanoa explica en Toronto, justo antes de comenzar su jornada de grabación, que el Sweet Tooth de la serie “se aleja de Joker y otros payasos terroríficos que hayamos visto en pantalla”. Resulta muy divertido para parte de la audiencia y habla demasiado, lo que le hace perder el halo de misterio de otros antagonistas. “Sweet Tooth es el claro ejemplo del caos. Logra marcar sus propios códigos y reglas y, cuando aparece en escena, nadie sabe si todo va a acabar muy mal o muy bien para ellos”, dice el actor.
A pesar de la libertad creativa que les permite adaptar Twisted Metal, sus responsables se enfrentan al reto de reproducir el universo visual de un videojuego, en el que se puede crear casi cualquier cosa a golpe de píxel, en una serie con un presupuesto limitado y con personajes de carne y hueso. Smith destaca el trabajo de diseño de producción de Carey Meyer, que le ha dado un baño de colores a la serie, tras haber trabajado en otros hitos de género como Buffy, cazavampiros y Firefly “que no son precisamente las series más caras de la historia”, recuerda el showrunner. Además de en Mad Max, saga de la que se reconoce un absoluto fanático, asegura haberse inspirado también en las películas del actor clásico Steve McQueen y en las comedias retro El mundo está loco, loco, loco, loco y Locos al volante (The Gumball Rally) y en el humor de Los Simpson.
De hecho, las canciones que conforman la banda sonora de Twisted Metal apelan a la nostalgia de los primeros jugadores del videojuego, con conocidos éxitos de los años noventa y los dosmil. “Quería revivir los recuerdos de instituto o la universidad de esa parte de los espectadores, que regresen a esa época y a lo que sentían en ese momento”, comenta Smith, que ha creado una playlist personal de más de siete horas de duración con canciones que podrían sonar en la serie.
Pero, además de acción y humor, la Twisted Metal televisiva es una comedia de personajes. “Todos buscan algo o han perdido algo”, destaca Stephanie Beatriz, vista en Brooklyn Nine-Nine y que interpreta a la ladrona Quiet en el que es su primer papel protagonista. “Entre John Doe y Quiet nace ese tipo de intimidad que te permite entender al otro con solo una mirada. Como actores, nos obliga a mostrarnos vulnerables no solo ante una cámara, sino ante las decenas de personas del equipo”, explica.
En el pasado, Anthony Mackie había descrito a su personaje, un mensajero que confía en una promesa propia de El Mago de Oz, como un tipo ingenuo, pero ahora parece haber cambiado de opinión, y protesta cuando se emplea esa palabra para definir a John Doe. “No es ingenuo, simplemente ve la vida desde un lugar feliz, aunque sea una vida muy complicada”, defiende el actor. “No es ni siquiera una persona que vea la botella medio vacía o medio llena, es que se emociona por tener una botella; cada día es un regalo para él”, argumenta. “Todos, cuando somos pequeños, jugamos con un palo e imaginamos que somos un caballero luchando contra un dragón. Hasta que alguien nos dice que paremos, porque ese palo no es una espada y los dragones no existen. Twisted Metal nos permite regresar a ese estado de la infancia en el que los dragones existen”, concluye.
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La primera temporada del Twisted Metal presenta un mundo postapocalíptico. Mientras una minoría disfruta de la comodidad de las ciudades, el resto de la población sobrevive a la ley del más fuerte en un gigantesco y desolador páramo. John Doe (interpretado por el nuevo Capitán América, Anthony Mackie) es un hombre al que se le ofrece la oportunidad de una vida mejor si logra entregar con éxito un misterioso paquete con la ayuda de una ladrona de coches a la que da vida Stephanie Beatriz. En su versión en acción real, el videojuego se convierte en la optimista y muy visual historia de superación de sus dos protagonistas.
Su responsable principal, Michael Jonathan Smith, celebra el poder crear un relato “con un tono que no puede encontrarse ahora mismo en televisión. Nos ha ayudado a ello el éxito de proyectos como Deadpool, que ha hecho que el espectador haya aceptado este tipo de humor en una película de acción”, defiende a mediados de septiembre en Toronto durante el rodaje de la segunda temporada de la serie, al que EL PAÍS acude invitado por la cadena. El propio showrunner es consciente de que este videojuego no tiene una estructura narrativa tan marcada, como la de The Last of Us (adaptada para HBO) o Fallout (Prime Video). “Hemos sido fieles referenciando personajes y escenarios del Twisted Metal original, y esta primera temporada la hemos dedicado a establecer la identidad de la serie. No se trata de mostrar el absurdo por el absurdo, sin justificación, sino basándose en la personalidad de los personajes. La idea es que el público no sepa ni qué ni a quién se va a encontrar en el siguiente episodio. Cuanto más raros nos ponemos, más éxito tiene entre los espectadores”, comenta Smith.
El personaje más icónico para los amantes del videojuego que aparece en esta primera temporada es el villano Sweet Tooth, un payaso demente acompañado de su inconfundible camioneta de helados que ha necesitado a dos actores para darle vida. Mientras que la exestrella de lucha libre Joe Seanoa (conocido como Samoa Joe) presta su cuerpo y su expresividad física al personaje enmascarado, es el actor Will Arnett quien le pone voz en su versión original. El propio Smith explica que se trata de un trabajo en equipo de ambos intérpretes. Primero el luchador hace el trabajo gestual con total libertad en el rodaje y luego Arnett suma su trabajo de doblaje en un estudio.
El propio Seanoa explica en Toronto, justo antes de comenzar su jornada de grabación, que el Sweet Tooth de la serie “se aleja de Joker y otros payasos terroríficos que hayamos visto en pantalla”. Resulta muy divertido para parte de la audiencia y habla demasiado, lo que le hace perder el halo de misterio de otros antagonistas. “Sweet Tooth es el claro ejemplo del caos. Logra marcar sus propios códigos y reglas y, cuando aparece en escena, nadie sabe si todo va a acabar muy mal o muy bien para ellos”, dice el actor.
A pesar de la libertad creativa que les permite adaptar Twisted Metal, sus responsables se enfrentan al reto de reproducir el universo visual de un videojuego, en el que se puede crear casi cualquier cosa a golpe de píxel, en una serie con un presupuesto limitado y con personajes de carne y hueso. Smith destaca el trabajo de diseño de producción de Carey Meyer, que le ha dado un baño de colores a la serie, tras haber trabajado en otros hitos de género como Buffy, cazavampiros y Firefly “que no son precisamente las series más caras de la historia”, recuerda el showrunner. Además de en Mad Max, saga de la que se reconoce un absoluto fanático, asegura haberse inspirado también en las películas del actor clásico Steve McQueen y en las comedias retro El mundo está loco, loco, loco, loco y Locos al volante (The Gumball Rally) y en el humor de Los Simpson.
De hecho, las canciones que conforman la banda sonora de Twisted Metal apelan a la nostalgia de los primeros jugadores del videojuego, con conocidos éxitos de los años noventa y los dosmil. “Quería revivir los recuerdos de instituto o la universidad de esa parte de los espectadores, que regresen a esa época y a lo que sentían en ese momento”, comenta Smith, que ha creado una playlist personal de más de siete horas de duración con canciones que podrían sonar en la serie.
Comedia de personajes
Pero, además de acción y humor, la Twisted Metal televisiva es una comedia de personajes. “Todos buscan algo o han perdido algo”, destaca Stephanie Beatriz, vista en Brooklyn Nine-Nine y que interpreta a la ladrona Quiet en el que es su primer papel protagonista. “Entre John Doe y Quiet nace ese tipo de intimidad que te permite entender al otro con solo una mirada. Como actores, nos obliga a mostrarnos vulnerables no solo ante una cámara, sino ante las decenas de personas del equipo”, explica.
En el pasado, Anthony Mackie había descrito a su personaje, un mensajero que confía en una promesa propia de El Mago de Oz, como un tipo ingenuo, pero ahora parece haber cambiado de opinión, y protesta cuando se emplea esa palabra para definir a John Doe. “No es ingenuo, simplemente ve la vida desde un lugar feliz, aunque sea una vida muy complicada”, defiende el actor. “No es ni siquiera una persona que vea la botella medio vacía o medio llena, es que se emociona por tener una botella; cada día es un regalo para él”, argumenta. “Todos, cuando somos pequeños, jugamos con un palo e imaginamos que somos un caballero luchando contra un dragón. Hasta que alguien nos dice que paremos, porque ese palo no es una espada y los dragones no existen. Twisted Metal nos permite regresar a ese estado de la infancia en el que los dragones existen”, concluye.
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