Cómo convivir con la artrosis y nuestra actividad física diaria

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La artrosis es una enfermedad que consiste en la degeneración del cartílago que recubre las superficies óseas de una articulación. No hay que confundirla con la artritis, que es una inflamación que afecta a la membrana sinovial, un tejido firme y elástico que recubre el interior de las articulaciones. Ambas dolencias tienen síntomas parecidos que, sin pruebas diagnósticas para confirmar una u otra, son los que llevan a la confusión. En ambos casos se pueden producir en una o varias articulaciones y son más frecuentes en mujeres que en hombres. La gran diferencia es que mientras que la artritis puede remitir y tratarse con medicación, la artrosis es una enfermedad crónica degenerativa sin cura. Sin cura no significa que no se pueda hacer nada. Sin embargo, si la sufres, hay un círculo vicioso muy complejo de gestionar, tanto a nivel médico como personal. Las recomendaciones en cuanto a actividad física son en ocasiones contradictorias.¿Es bueno o malo el ejercicio para la artrosis?El primer paso imprescindible es que entendamos qué es una articulación. Las articulaciones son las áreas donde se encuentran dos o más huesos, la mayoría son móviles y su estructura (hueso, músculos, membrana sinovial, cartílago y ligamentos) permite soportar peso y articular, valga la redundancia, nuestros movimientos. Cuando uno de sus elementos falla, conllevará síntomas más o menos graves que pueden necesitar desde, simplemente, descansar una semana hasta una intervención quirúrgica (poner una prótesis o reconstruir un ligamento roto, por ejemplo).Radiografía con una rodilla de menor a mayor grado de artrosisLa degeneración del cartílago propia de la artrosis expone a los huesos a sufrir un mayor desgaste del que por sí tienen. De hecho el desenlace final de los casos más graves de artrosis acaban en la sustitución de la estructura dañada por una prótesis. Pese a que está más que demostrado que el cartílago no se regenera, nos obsesionamos con él en parte porque las soluciones comerciales a este problema encajan más en nuestro modo de pensar, que no es otro que «dígame qué pastilla me tomo para esto», y es aquí donde aparecen las promesas de suplementos mágicos cuya capacidad real para influir en el problema es bastante poca. Nuestra musculatura juega un papel fundamental en la salud de nuestras articulaciones, es algo que puede corroborar cualquier médico o fisioterapeuta. La protege. Compensa fuerzas. Da estabilidad. Por ello, un músculo sano y fuerte protege y alarga la vida de tu articulación, que es la que está sufriendo con la artrosis. Si por la artrosis dejas de hacer ejercicio tu musculatura lo notará, la articulación está más expuesta, la dejamos sola ante el peligro por decirlo de alguna manera, y es más que probable que acabes con sobrepeso, algo que retroalimenta el problema especialmente en nuestro tren inferior.Además de ir ganando peso, si abandonamos el ejercicio culpando a nuestra artrosis, también avanzará la sarcopenia, que es mucho más peligrosa porque no duele, no da la cara hasta que es tarde. Ponemos en marcha un peligroso círculo vicioso: tengo artrosis, me duele, hago menos ejercicio, gano peso, la artrosis sigue doliendo e incluso va a más, menos movimiento, la sarcopenia se acelera, la artrosis sigue su curso, antes me dolía al hacer ejercicio, ahora con tan solo levantarme del sillón. Acaba llegando la necesidad de una prótesis, con una rehabilitación más larga de lo habitual porque no hay salud muscular... sarcopenia grave junto a otros indicadores de salud alterados. Mal, muy mal.¿Qué ejercicios y con qué dosis?Aunque la moderación es un buen consejo, puede llevar a personas muy temerosas a no alcanzar la dosis mínima efectiva. Siempre es recomendable que te pongas en manos de un profesional cualificado que, cuando hablamos de ejercicio, posiblemente no sea el médico sino un especialista. No obstante he aquí algunos consejos generales:Reconoce el dolor como un indicador de que estás atravesando alguna 'línea roja'. Esto es muy fácil de entender pero, ¿cómo sabemos diferenciar en qué momento estamos cruzando nuestro límite? Aquí la veteranía es un grado, aprende de tus sensaciones y de lo que has hecho. Intenta establecer causa – efecto en base a tu experiencia. Sin locuras pero sin más miedos de la cuenta.No enmascares el dolor con analgésicos . Perderías la capacidad de evaluar el nivel de la molestia que sufres.No tengas ejercicios prohibidos porque sí . No es misión del médico (a veces por desgracia) la de conocer todos los ejercicios que existen para fortalecer un grupo muscular. No hay una única sentadilla, por ejemplo, y pueeTratamientos y/o remediosComo decíamos al principio, la artrosis es degenerativa y no tiene cura, puede ralentizarse, pero no revertirse. Eso no quiere decir que tengamos que resignarnos, estas son las opciones que se barajan más habitualmente para paliar las molestias y limitaciones ocasionadas por ella:1 ElectroestimulaciónDesde un punto de vista curativo, no esperes casi nada. El valor de este tipo de aparatos es el de posibilitar el trabajo de algunas zonas musculares localizadas que han perdido volumen debido a que el dolor nos impide ejercitarlas adecuadamente. Es una ayuda extra que contribuye a mejorar nuestra masa magra o a rehabilitarnos algo más rápido y poco más. 2 Productos ortopédicosProductos como muñequeras, coderas o rodilleras... Al dar un soporte extra a la articulación pueden suponer un pequeño alivio, pero eso es todo. Por supuesto no curan. Tampoco te harán daño, pero con este tipo de productos corres el riesgo de enmascarar el problema y no darle una solución. No son pocos los fisios que recomiendan no utilizarlas.3 SuplementaciónPor un lado tendríamos suplementos como el colágeno, la glucosamina y la condroitina, que se venden como remedio mágico para la salud articular. Esta promesa se basa en que todas estas sustancias se encuentran en el cartílago, por lo que darle al cuerpo un 'extra' de las mismos contribuye a su salud. Su alcance es limitado y no falta quien argumenta que se debe al efecto placebo. Si a alguien le funcionan, adelante, daño no van a hacer. Por otro lado tendríamos antiinflamatorios naturales como la árnica, la curcumina o el jengibre que, aunque mucho más saludables que abusar del ibuprofeno, tampoco tienen un efecto tan notable. 4 Inyecciones de ácido hialurónicoEl ácido hialurónico lleva tiempo siendo famoso en numerosos tratamientos de belleza para conseguir un cutis más terso. En el caso de la artrosis se utiliza en las articulaciones para disminuir al máximo la fricción gracias al extra de lubricación que consigue. Aunque es un tratamiento ambulatorio, no tiene la más mínima complicación y su efecto es casi inmediato, pero hay que tener en cuenta que no es curativo y que con el tiempo va perdiendo efectividad.5 Plasma rico en plaquetasEl PRP es un suero concentrado extraído de uno de los tipos de células que hay en nuestra sangre; las plaquetas. Al obtenerse de nuestra propia sangre es prácticamente inexistente el riesgo de rechazo o reacción adversa. Dentro de las plaquetas existen hasta diez tipos de factores de crecimiento que acuden a reparar tejidos dañados cuando tenemos algún tipo de lesión, por lo que con una infiltración de PRP buscamos dicha reparación natural de nuestros tejidos. Esto suena a regeneración, pero conviene insistir en que no es exactamente así. Este tratamiento cada vez es más utilizado y empieza a haber suficiente evidencia para tenerlo muy en cuenta. Ahora bien, advertencia: es un tratamiento caro que no suele cubrir ningún seguro, su efecto no es inmediato y hay personas que habiéndolo probado no han notado mejoría.Inyección de plasma rico en plaquetasConclusionesLa artrosis es una faena que, en cierto punto, podemos llegar a considerar como parte de un proceso natural de desgaste de nuestro cartílago que acaba afectando al hueso. Su avance o aparición puede verse acelerado por un traumatismo o por un patrón de movimiento repetido de manera constante y prolongada en el tiempo. Aunque no es hereditaria, sí que puede haber cierta predisposición genética de padecerla. El ejercicio adecuado, especialmente aquel que contribuya a reforzar la musculatura que ayuda a equilibrar la tensión de la articulación que sufre la artrosis, no solo es beneficioso sino necesario para alargar su vida y funcionalidad. A la hora de elegir la mejor fuente de información en cuanto a dosis y opciones técnicas que debes utilizar para poder ejercitarte sin empeorar tu artrosis, debemos entender que los conocimientos del médico respecto ala actividad física tienen un límite, para eso están los fisioterapeutas y los entrenadores. En paralelo a cualquier recomendación, debemos tener clara la situación y el historial de cada paciente, algo que determinará en gran medida los límites de qué puede o no hacer.

 

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