kiarra26
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Volvió a Madrid la gira de 30 aniversario del 'Super 8', de Los Planetas, que tras el Tomavistas en mayo ahora ha aterrizado en sala y con 107 Faunos de teloneros, que harán su propia gira por España para nuestro placer y evocación. Los platenses, hijos del sello Laptra, el Elephant 6 albiceleste, son un blasón del mejor indie argentino, escena fértil con arietes como Él mató a un policía motorizado y marcianos emotivos como el dúo Prietto viaja al cosmos con Mariano, el cantautor Antolín o nuestros Faunos y su despeinada y naturalista expresión melódica para la canción pop de dos minutos. ¡Vivan fuertes y sanos! Y lúcidos. Porque en español existen canciones sobre el sistema económico, Ataque de Caspa ('La pesca') o Manolo Kabezabolo ('El aborto de la gallina') las tienen, pero la ininteligibilidad de los Faunos en su himno terrorista 'John Henry' resonó más terrible y honda en la crisis post Lehman Brothers y sigue aún vigente, claro, porque la crisis nunca ya se irá: «No sé qué está pasando, pero a todos mis amigos les va mal. Pedro, José y Julián, los mejores en lo suyo. No sé cómo entender la libre competencia ni el mercado laboral. El fracaso de los otros es un triunfo tuyo». En Argentina la situación está chunga desde hace mil. Y en España en el último mes, por ejemplo, se ha destapado a pesar de su partido cómo un político violó las ideas feministas más básicas que lideraba, han detenido al jefe de Blanqueo de Madrid por tener 20 millones de euros emparedados en casa y el responsable de la gestión del apocalipsis en Valencia llegó horas tarde a la reunión de urgencia y su jefa de emergencias no sabía que se podían enviar alertas móviles. ¿A los mandos del mundo al revés? Un Infierno de DANA que ha opacado la gravísima crisis de vivienda y salarios que azota España desde hace demasiados años y con el Gobierno más progresista de la historia paralizado. La canción acaba con el CV del odio: «Pero hay algo que yo sé muy bien. Saltás con el A. Y disparás con el B. Y disparás con el B. Y disparás con el B». Sin caer en la literalidad, ¿por qué no llevar el videojuego de la política al precipicio y obligarles a que aporten o se aparten? ¡Y luego que gana Trump! ¡Magnate y líder obrero a la par!
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