Magnus_Pfeffer
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En la noche del martes, Charly Alberti compartió en sus historias de Instagram una imagen con la silueta esbelta y simétrica del Empire State, repleto de minúsculos puntos brillantes y el pináculo alumbrado de azul, en hermoso contraste Art Decó sobre el cielo de Manhattan. La imagen nos deja saber algo: que Alberti está en Nueva York y que prefiere no aparecer, que huye de las fotos como huye de la prensa, lo que, dice, puede ser el resultado del Asperger que padece.
“Mi mamá me decía: ‘Charly, yo no sabía si tenía un hijo o no, porque todos los hijos varones hacen ruido, y yo a veces subía a tu habitación para ver qué estabas haciendo’. Y ahí yo estaba, armando legos, o con los peces”, cuenta en el lobby de un hotel en Midtown donde nos damos cita. “Siempre fui una persona para adentro. Muy mental, muy de hacer, de hablar poco. A mí el mundo de las redes sociales me desespera porque no me gusta mostrar, que la gente sepa qué hago, dónde estoy, qué uso”.
Le respondo que cómo así, que Gustavo Cerati dijo una vez que Charly era “tímido para las entrevistas”, pero deslizó que en las noches se transformaba, que “tímido un cuerno”. Alberti sonríe, con la risa de su boca y la de sus ojos azul cielo.
“Pues eso lo dijo porque estábamos en una discoteca, medio borrachos, en un momento de diversión obviamente”, asegura. “Soy muy perfil bajo y soy bastante sencillo. Eso por un lado, y por otro tuve cerca a Cerati, una persona con un ego muy grande, que le encantaba hablar y que me resolvía todos los problemas”.
Alberti vino a Nueva York a ser nombrado oficialmente el primer Embajador Regional de Buena Voluntad para América Latina y el Caribe, por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este lunes recibió los honores en el marco del 79º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU. Cuando llegó a la sede, muchos se detuvieron a mirarlo, a saludar a uno de los tres rostros de Soda Stereo. Quiero saber cómo se pasa de ser el baterista de la banda más importante de rock en español, con una vida llena de viajes, noches y gente, a ser embajador de la ONU.
“Yo no paro de sorprenderme”, dice. “Soy la consecuencia de todas estas inquietudes.”
La estrella de rock argentina de 61 años lleva tiempo desarrollando una labor como activista y viviendo consecuentemente: cierra el grifo en cuanto se cepilla los dientes, usa un monopatín eléctrico para trasladarse de su casa al estudio, planta árboles en su casa de la Patagonia. Creó en 2012 la fundación Revolución 21, para contribuir al desarrollo sustentable en América Latina y concientizar sobre la situación ambiental. Ahora es también, a escala regional, uno de los encargados de alertar sobre “la urgente necesidad de hacer frente a la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y la contaminación y los desechos en la región”.
Pregunta: ¿Qué implica ser Embajador Regional de Buena Voluntad del Programa de Medio Ambiente de la ONU?
Respuesta: En lo personal, significa un gran honor. El haber podido llegar acá y que una organización así te dé esta invitación, es algo que me llena de orgullo. Ellos consideran que soy una persona en quien pueden confiar, se basan mucho en tu trayectoria. Entonces creo que la trayectoria que he tenido tanto en la música como en lo personal, me hace ser una persona en la cual se pueden apoyar para hacer esto. Creemos, tanto de su parte como de la mía, que el estar unidos nos puede ayudar a amplificar la llegada de lo que queremos comunicar. ¿En qué me cambia la vida? En nada. Yo esto lo vengo haciendo desde hace muchos años y el mensaje es el mismo. Lamentablemente hay que seguir diciéndolo, porque las cosas no están bien y, de hecho, cada vez están peor. Lo más difícil es captar la atención de la gente que está distraída, que no cree en eso, o que está siendo captada por quienes invierten para que vos no creas que eso existe. Porque el problema del cambio climático y del cambio global tiene que ver con lucha de intereses. Nadie que tenga un gramo de cerebro y que sea lógico se puede oponer a que cuides tu casa, y nuestra casa es el planeta. Durante muchos años he trabajado dando conferencias y concientizando a un montón de gente y hablando de eso, de que estamos en un momento muy crítico de la humanidad, y que si nos unimos y tomamos ciertas decisiones, las cosas las podemos revertir con mucho esfuerzo. A mí me gusta que la gente entienda que estamos en un momento crítico, yo amo el planeta, deseo que la gente que quiero esté bien. Creo que la humanidad puede tener un excelente futuro si salimos de ciertas situaciones que se están autogenerando por un grupo de personas que en lo único que piensan es en una retribución personal.
P: En tu vida, ¿primero fue la música o el medio ambiente? ¿Siempre estuvo tu lado activista?
R: Tiene que ver con cómo nos criamos. Cuando yo era chico no se hablaba de cambio climático, pero me criaron con el amor a las plantas, a los animales, a la naturaleza. También tuve un padre músico, una madre artista, crecí en un lugar de mucha sensibilidad. Y cuando me di cuenta que el medio ambiente estaba en peligro, que hay pérdida de biodiversidad, que lugares hermosos se terminan incendiando por el cambio climático, me puse en alerta y quise tratar de colaborar para que eso no pase.
P: ¿Pero hubo un punto de giro que te llevó al activismo ambiental?
R: Sí, hubo un momento en que decidí comenzar a actuar, y ese momento tuvo que ver con un problema. Tengo tendinitis, soy baterista, y después de una gira me empezaron a doler mucho los brazos, pensé que tenía que tocar menos. Y como no puedo parar en mi vida, soy una máquina de hacer cosas, me dije que le iba a poner toda mi energía al tema del cambio climático. Al Gore me invitó a ir a conocerlo a Nashville, y eso me partió la cabeza. Entendí bien la problemática, me dije que tenía que hacer algo. Ahí armé la fundación Revolución 21 y empecé a trabajar. Esto me conecta con las cosas que yo amo y la gente te lo agradece. Me pasa que a veces me paran en el supermercado y me dicen: ‘mira, la verdad a mí no me gusta Soda Stereo, pero gracias por lo que estás haciendo por mis hijos’. Hay gente que lo entiende muy claramente, y sin embargo quienes tienen que tomar las decisiones difíciles en los gobiernos o las empresas no lo entienden, no lo ven así.
P: Mencionas palabras como medio ambiente, cambio climático, que a veces han parecido tan lejanas. ¿Por qué al final algunos siguen pensando que este es un problema que no nos va a tocar?
R: Bueno, pero ese es un problema de la humanidad, que somos cortoplacistas, y pensamos en el hoy. Eso es un error nuestro como personas y es lo que hace que pasen las cosas que están sucediendo, que los presidentes se pongan en contra del cambio climático. No es una cuestión de partidos, es una cuestión de que a la gente no le importa pensar en el mañana. Y ese pensar en el mañana ya es muy hoy. Yo pensaba que no iba a ver ciertas cosas a nivel planetario, y estoy muy preocupado. ¿Qué planeta les estás dejando a los chicos que acaban de nacer? A la gente no le importa nada. Son egoístas.
P: En tu intento de mezclar la música y el activismo, junto a Zeta Bosio iniciaste en 2020 “Gracias Totales”, la última gira de Soda Stereo y la primera en Latinoamérica en ser 100% carbono neutral. ¿Cómo se revierte a nivel ambiental todo el daño que provoca una gira artística?
R: Eso fue un cálculo científico. Fue un trabajo muy serio y complejo, porque no solamente compensamos las emisiones de la banda, sino que también compensamos las emisiones del público. Teníamos que trabajar con las tiqueteras para que nos dijeran dónde habían vendido los tickets, teníamos que hacer muchos cálculos predictivos. Fueron meses de análisis, hasta que dijimos: ‘bueno, hay que plantar tantos miles de árboles para poder recompensar la huella de carbono total’. Y lo hicimos. Fueron dos plantaciones muy grandes en la Patagonia. Lo que vos hagas en Cuba, en Miami o Argentina, impactará a todo el planeta. Entonces, en ese aspecto, podés incrementar un pulmón de oxígeno y biodiversidad que es importante para todo el planeta y lo puedes hacer desde cualquier lugar.
P: Esa acción ambiental también fue muy criticada. Algunos decían que a Cerati no le hubiese gustado. ¿Es cierto eso?
R: Cuando hicimos la gira de 2007, que fue la última gira que hicimos con Gustavo, yo ya había empezado a trabajar con Parques Nacionales, y había empezado a estar en contacto con gran parte de los organismos. Gustavo estaba muy a favor de eso. Me dijo que le gustaba mucho lo que estaba haciendo con el tema ambiental y, de hecho, me invitó un día a su estudio cuando estaba en plena grabación de Fuerza Natural. Me dijo: ‘yo estoy alineado con eso, Charly, quiero que vengas a escuchar el disco’. Y nos quedamos toda una tarde los dos juntos, solos en su estudio, escuchando el disco, y él estaba muy emocionado con todo lo que se estaba haciendo, le parecía muy bueno. Supongo que si no hubiese pasado lo que pasó con él, hubiésemos hecho un montón de cosas juntos con el tema ambiental. La gente dice que a Gustavo no le hubiese gustado, ¿pero vos viviste con él? ¿Conviviste 20 años en una sala de ensayos con él todos los días? Yo pasé más tiempo con Gustavo que con mi hermano. Estábamos los tres solos, nosotros ensayábamos solos, en la sala de ensayos no había nadie hasta que decíamos, bueno, que entren los asistentes. Estábamos mucho tiempo los tres. ¿Entonces me vas a decir vos, que no lo conociste, que a Gustavo no le hubiese gustado?
P: Esa gira, que tuvo que detenerse por la pandemia de coronavirus, ¿fue la última? ¿No va a volver a suceder?
R: No sabemos. Esa gira fue muy compleja. Yo ya no tengo más ganas de tocar en estadios, me aburrí, fueron muchos años de estadios, quiero un lugar con más conexión con la gente. Cuando después de la pandemia retomamos, tuvimos la oportunidad de hacer el show en lugares más chicos. Y me gustó mucho más tocar en una arena que en un estadio abierto. A partir de este año se empezaron a cumplir los 40 años de cada disco, entonces tenemos las excusas perfectas para poder hacer algo más. Y si bien yo soy una persona que ya quiere terminar un poco con la etapa Soda Stereo, la gente no me lo permite.
P: Hasta el punto en que esta es una entrevista por tu labor ambiental y uno siempre termina hablando de Soda. ¿Qué significa llevar encima el peso de algo que, en algún sentido, ya pasó?
R: Yo estoy haciendo mi labor como ambientalista gracias a Soda Stereo. Eso me puso en un lugar social interesante. Hay un montón de artistas que no pueden tener ese privilegio, que la gente te escuche. No soy una persona que mire para atrás, que viva del pasado, porque tengo muchas cosas para adelante, muchas cosas por hacer. Para mí lo más importante es lo que viene, por eso quiero un medio ambiente sano, porque tengo muchas cosas para disfrutar. Entonces es lógico que al tema Soda Stereo no le preste tanta atención ahora. Pero hay una realidad, es parte de lo que soy, realmente les llegamos al corazón a millones de personas, mucho más de lo que yo me puedo imaginar en mi vida. Yo lo llevo con mucho orgullo, me siento orgulloso de lo que hice, nos costó mucho llegarle a una Latinoamérica que escucha rock en español, fue mucho el trabajo. La gente dice: ‘ah, se la pasaban de joda todo el día, con chicas, tomando champaña en una limusina’. No. Nosotros trabajamos como locos para que las cosas pasaran. Soda Stereo fue un regalo para nosotros y para la gente. Lo más hermoso es que la gente te recuerde con cariño. Que pudiste hacerles vivir hermosos momentos. Por eso en cada show que hicimos siempre pusimos lo mejor, siempre la prioridad fue nuestro público, nos importaba menos la plata. Si una escenografía estaba carísima, decíamos, no importa, hagámosla. Y la gente lo retribuyó con amor. Eso fue Soda Stereo.
P: Cuando no estés, ¿cómo prefieres que recordemos a Charly Alberti? ¿Como el baterista de Soda Stereo? ¿Como un ambientalista?
R: Como todo. Me recordarán cuando escuchen un tema de Soda, o cuando miren un paisaje y piensen que Charly estaba hablando de eso. Sería recordarme como una persona que luchó por sus ideales, y que tuvo la suerte, con mucho esfuerzo, de poder lograr algunas cosas. Las cosas cuestan y mucho, y yo me esfuerzo para que pasen.
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“Mi mamá me decía: ‘Charly, yo no sabía si tenía un hijo o no, porque todos los hijos varones hacen ruido, y yo a veces subía a tu habitación para ver qué estabas haciendo’. Y ahí yo estaba, armando legos, o con los peces”, cuenta en el lobby de un hotel en Midtown donde nos damos cita. “Siempre fui una persona para adentro. Muy mental, muy de hacer, de hablar poco. A mí el mundo de las redes sociales me desespera porque no me gusta mostrar, que la gente sepa qué hago, dónde estoy, qué uso”.
Le respondo que cómo así, que Gustavo Cerati dijo una vez que Charly era “tímido para las entrevistas”, pero deslizó que en las noches se transformaba, que “tímido un cuerno”. Alberti sonríe, con la risa de su boca y la de sus ojos azul cielo.
“Pues eso lo dijo porque estábamos en una discoteca, medio borrachos, en un momento de diversión obviamente”, asegura. “Soy muy perfil bajo y soy bastante sencillo. Eso por un lado, y por otro tuve cerca a Cerati, una persona con un ego muy grande, que le encantaba hablar y que me resolvía todos los problemas”.
Alberti vino a Nueva York a ser nombrado oficialmente el primer Embajador Regional de Buena Voluntad para América Latina y el Caribe, por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este lunes recibió los honores en el marco del 79º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU. Cuando llegó a la sede, muchos se detuvieron a mirarlo, a saludar a uno de los tres rostros de Soda Stereo. Quiero saber cómo se pasa de ser el baterista de la banda más importante de rock en español, con una vida llena de viajes, noches y gente, a ser embajador de la ONU.
“Yo no paro de sorprenderme”, dice. “Soy la consecuencia de todas estas inquietudes.”
La estrella de rock argentina de 61 años lleva tiempo desarrollando una labor como activista y viviendo consecuentemente: cierra el grifo en cuanto se cepilla los dientes, usa un monopatín eléctrico para trasladarse de su casa al estudio, planta árboles en su casa de la Patagonia. Creó en 2012 la fundación Revolución 21, para contribuir al desarrollo sustentable en América Latina y concientizar sobre la situación ambiental. Ahora es también, a escala regional, uno de los encargados de alertar sobre “la urgente necesidad de hacer frente a la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y la contaminación y los desechos en la región”.
Pregunta: ¿Qué implica ser Embajador Regional de Buena Voluntad del Programa de Medio Ambiente de la ONU?
Respuesta: En lo personal, significa un gran honor. El haber podido llegar acá y que una organización así te dé esta invitación, es algo que me llena de orgullo. Ellos consideran que soy una persona en quien pueden confiar, se basan mucho en tu trayectoria. Entonces creo que la trayectoria que he tenido tanto en la música como en lo personal, me hace ser una persona en la cual se pueden apoyar para hacer esto. Creemos, tanto de su parte como de la mía, que el estar unidos nos puede ayudar a amplificar la llegada de lo que queremos comunicar. ¿En qué me cambia la vida? En nada. Yo esto lo vengo haciendo desde hace muchos años y el mensaje es el mismo. Lamentablemente hay que seguir diciéndolo, porque las cosas no están bien y, de hecho, cada vez están peor. Lo más difícil es captar la atención de la gente que está distraída, que no cree en eso, o que está siendo captada por quienes invierten para que vos no creas que eso existe. Porque el problema del cambio climático y del cambio global tiene que ver con lucha de intereses. Nadie que tenga un gramo de cerebro y que sea lógico se puede oponer a que cuides tu casa, y nuestra casa es el planeta. Durante muchos años he trabajado dando conferencias y concientizando a un montón de gente y hablando de eso, de que estamos en un momento muy crítico de la humanidad, y que si nos unimos y tomamos ciertas decisiones, las cosas las podemos revertir con mucho esfuerzo. A mí me gusta que la gente entienda que estamos en un momento crítico, yo amo el planeta, deseo que la gente que quiero esté bien. Creo que la humanidad puede tener un excelente futuro si salimos de ciertas situaciones que se están autogenerando por un grupo de personas que en lo único que piensan es en una retribución personal.
P: En tu vida, ¿primero fue la música o el medio ambiente? ¿Siempre estuvo tu lado activista?
R: Tiene que ver con cómo nos criamos. Cuando yo era chico no se hablaba de cambio climático, pero me criaron con el amor a las plantas, a los animales, a la naturaleza. También tuve un padre músico, una madre artista, crecí en un lugar de mucha sensibilidad. Y cuando me di cuenta que el medio ambiente estaba en peligro, que hay pérdida de biodiversidad, que lugares hermosos se terminan incendiando por el cambio climático, me puse en alerta y quise tratar de colaborar para que eso no pase.
P: ¿Pero hubo un punto de giro que te llevó al activismo ambiental?
R: Sí, hubo un momento en que decidí comenzar a actuar, y ese momento tuvo que ver con un problema. Tengo tendinitis, soy baterista, y después de una gira me empezaron a doler mucho los brazos, pensé que tenía que tocar menos. Y como no puedo parar en mi vida, soy una máquina de hacer cosas, me dije que le iba a poner toda mi energía al tema del cambio climático. Al Gore me invitó a ir a conocerlo a Nashville, y eso me partió la cabeza. Entendí bien la problemática, me dije que tenía que hacer algo. Ahí armé la fundación Revolución 21 y empecé a trabajar. Esto me conecta con las cosas que yo amo y la gente te lo agradece. Me pasa que a veces me paran en el supermercado y me dicen: ‘mira, la verdad a mí no me gusta Soda Stereo, pero gracias por lo que estás haciendo por mis hijos’. Hay gente que lo entiende muy claramente, y sin embargo quienes tienen que tomar las decisiones difíciles en los gobiernos o las empresas no lo entienden, no lo ven así.
P: Mencionas palabras como medio ambiente, cambio climático, que a veces han parecido tan lejanas. ¿Por qué al final algunos siguen pensando que este es un problema que no nos va a tocar?
R: Bueno, pero ese es un problema de la humanidad, que somos cortoplacistas, y pensamos en el hoy. Eso es un error nuestro como personas y es lo que hace que pasen las cosas que están sucediendo, que los presidentes se pongan en contra del cambio climático. No es una cuestión de partidos, es una cuestión de que a la gente no le importa pensar en el mañana. Y ese pensar en el mañana ya es muy hoy. Yo pensaba que no iba a ver ciertas cosas a nivel planetario, y estoy muy preocupado. ¿Qué planeta les estás dejando a los chicos que acaban de nacer? A la gente no le importa nada. Son egoístas.
P: En tu intento de mezclar la música y el activismo, junto a Zeta Bosio iniciaste en 2020 “Gracias Totales”, la última gira de Soda Stereo y la primera en Latinoamérica en ser 100% carbono neutral. ¿Cómo se revierte a nivel ambiental todo el daño que provoca una gira artística?
R: Eso fue un cálculo científico. Fue un trabajo muy serio y complejo, porque no solamente compensamos las emisiones de la banda, sino que también compensamos las emisiones del público. Teníamos que trabajar con las tiqueteras para que nos dijeran dónde habían vendido los tickets, teníamos que hacer muchos cálculos predictivos. Fueron meses de análisis, hasta que dijimos: ‘bueno, hay que plantar tantos miles de árboles para poder recompensar la huella de carbono total’. Y lo hicimos. Fueron dos plantaciones muy grandes en la Patagonia. Lo que vos hagas en Cuba, en Miami o Argentina, impactará a todo el planeta. Entonces, en ese aspecto, podés incrementar un pulmón de oxígeno y biodiversidad que es importante para todo el planeta y lo puedes hacer desde cualquier lugar.
P: Esa acción ambiental también fue muy criticada. Algunos decían que a Cerati no le hubiese gustado. ¿Es cierto eso?
R: Cuando hicimos la gira de 2007, que fue la última gira que hicimos con Gustavo, yo ya había empezado a trabajar con Parques Nacionales, y había empezado a estar en contacto con gran parte de los organismos. Gustavo estaba muy a favor de eso. Me dijo que le gustaba mucho lo que estaba haciendo con el tema ambiental y, de hecho, me invitó un día a su estudio cuando estaba en plena grabación de Fuerza Natural. Me dijo: ‘yo estoy alineado con eso, Charly, quiero que vengas a escuchar el disco’. Y nos quedamos toda una tarde los dos juntos, solos en su estudio, escuchando el disco, y él estaba muy emocionado con todo lo que se estaba haciendo, le parecía muy bueno. Supongo que si no hubiese pasado lo que pasó con él, hubiésemos hecho un montón de cosas juntos con el tema ambiental. La gente dice que a Gustavo no le hubiese gustado, ¿pero vos viviste con él? ¿Conviviste 20 años en una sala de ensayos con él todos los días? Yo pasé más tiempo con Gustavo que con mi hermano. Estábamos los tres solos, nosotros ensayábamos solos, en la sala de ensayos no había nadie hasta que decíamos, bueno, que entren los asistentes. Estábamos mucho tiempo los tres. ¿Entonces me vas a decir vos, que no lo conociste, que a Gustavo no le hubiese gustado?
P: Esa gira, que tuvo que detenerse por la pandemia de coronavirus, ¿fue la última? ¿No va a volver a suceder?
R: No sabemos. Esa gira fue muy compleja. Yo ya no tengo más ganas de tocar en estadios, me aburrí, fueron muchos años de estadios, quiero un lugar con más conexión con la gente. Cuando después de la pandemia retomamos, tuvimos la oportunidad de hacer el show en lugares más chicos. Y me gustó mucho más tocar en una arena que en un estadio abierto. A partir de este año se empezaron a cumplir los 40 años de cada disco, entonces tenemos las excusas perfectas para poder hacer algo más. Y si bien yo soy una persona que ya quiere terminar un poco con la etapa Soda Stereo, la gente no me lo permite.
P: Hasta el punto en que esta es una entrevista por tu labor ambiental y uno siempre termina hablando de Soda. ¿Qué significa llevar encima el peso de algo que, en algún sentido, ya pasó?
R: Yo estoy haciendo mi labor como ambientalista gracias a Soda Stereo. Eso me puso en un lugar social interesante. Hay un montón de artistas que no pueden tener ese privilegio, que la gente te escuche. No soy una persona que mire para atrás, que viva del pasado, porque tengo muchas cosas para adelante, muchas cosas por hacer. Para mí lo más importante es lo que viene, por eso quiero un medio ambiente sano, porque tengo muchas cosas para disfrutar. Entonces es lógico que al tema Soda Stereo no le preste tanta atención ahora. Pero hay una realidad, es parte de lo que soy, realmente les llegamos al corazón a millones de personas, mucho más de lo que yo me puedo imaginar en mi vida. Yo lo llevo con mucho orgullo, me siento orgulloso de lo que hice, nos costó mucho llegarle a una Latinoamérica que escucha rock en español, fue mucho el trabajo. La gente dice: ‘ah, se la pasaban de joda todo el día, con chicas, tomando champaña en una limusina’. No. Nosotros trabajamos como locos para que las cosas pasaran. Soda Stereo fue un regalo para nosotros y para la gente. Lo más hermoso es que la gente te recuerde con cariño. Que pudiste hacerles vivir hermosos momentos. Por eso en cada show que hicimos siempre pusimos lo mejor, siempre la prioridad fue nuestro público, nos importaba menos la plata. Si una escenografía estaba carísima, decíamos, no importa, hagámosla. Y la gente lo retribuyó con amor. Eso fue Soda Stereo.
P: Cuando no estés, ¿cómo prefieres que recordemos a Charly Alberti? ¿Como el baterista de Soda Stereo? ¿Como un ambientalista?
R: Como todo. Me recordarán cuando escuchen un tema de Soda, o cuando miren un paisaje y piensen que Charly estaba hablando de eso. Sería recordarme como una persona que luchó por sus ideales, y que tuvo la suerte, con mucho esfuerzo, de poder lograr algunas cosas. Las cosas cuestan y mucho, y yo me esfuerzo para que pasen.
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Charly Alberti, nuevo embajador de la ONU para el Medio Ambiente: “Estoy haciendo mi labor como ambientalista gracias a Soda Stereo”
El músico argentino fue nombrado este lunes por Naciones Unidas como representante del programa PNUMA. “Nadie que tenga un gramo de cerebro se puede oponer a que cuides tu casa, y nuestra casa es el planeta”, dice
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