Cayetano, apolo de Armani, dandi de montera

[Alexandro_Boyle]

Cayetano Rivera gasta una distinción de chico callado , que le hace siempre interesante, digamos, porque el silencio es un pariente del misterio, y el misterio viste muy bien a los que se quieren distintos. Y a los que son distintos. Es el caso. Pero el callado de pronto se ha puesto un poco a la faena contraria, y nos ha dicho que adiós, que se acabó el toreo, que se corta la coleta . Y en esas estamos. En una baraja de la elegancia pudiera entrarnos el naipe impar de la torería, que vendría a ser una chulería sin descomponer la figura. Y ahí nos asoma Cayetano Rivera. No olvidamos que Giorgio Armani eligió un día, para sus pasarelas, a Cayetano . El propio Armani le diseñó luego un traje de museo, muy barroco de cristales, para una corrida goyesca, en Ronda, pero el toro llevó directo al hospital a nuestro hombre, en vísperas. De modo que vivió en una cama de soledad lo que iba a vivir vestido de dandi con montera. El azar, que no perdona, le echó un toro encima cuando iba a reestrenar en Ronda su empaque fino de torero de arte, pero un empaque ceñido en un traje único, con firma de modisto de pasarela internacional, que es lo que le va a su perfil de guapo de verdes lunas que hasta posa con Isabel Preysler, por Navidad. No estrenó aquel traje, pero metió el corte y confección italiano, zona noble, en los ruedos. En su debut de matador, se entornó como la nueva figura de la aristocracia torera , y los que piropean poco se preguntaban de dónde había sacado este chaval sus usos de elegancia, su sabiduría del adorno. Me sirve el recordatorio taurino para avalar que Cayetano es lo mismo cuando no torea, porque es verdad que el torero va por dentro, según apuntan incluso los que no saben. En la plaza, aquel día, se apareció un artista. «Empezó entre la peluquería y la valentía, y siempre ha ganado la valentía»Fuera de la plaza se nos ha aparecido un guapo que triunfa en Milán con traje negro. Sortea como puede el peligro de quedar como apolo moreno del cuché, a nada que mueva o no mueva la cintura donde se debe o no se debe. Empezó entre la peluquería y la valentía, y siempre ha ganado la valentía. Quiero decir que desapareció muy elocuentemente cuando todo el funeral de su madre, Carmina Ordóñez , que fue un funeral 'party', y tampoco hubo modo de cazarle cuando se separó de su esposa joven . Luego salió alguna monada de temporada que juraba haber tenido jolgorio sexual con él, pero él ha preferido ignorar los micrófonos, o las teles, porque no es su sitio la salsa rosa. Ni siquiera su matrimonio con Eva González, o la separación, le han movido el perfil quieto. Su obstinación por no ser otro Jesulín de Ubrique de las portadas, pero en guapo, lo reavala en la elegancia. Sabe que las portadas a todo color pueden resultar peor miura que un miura propiamente dicho. Ha hecho un doble arte: el del toreo fino y el del otro toreo, que es ser modelo de Armani, pero escapar como novio del chisme de las alegres porteras. Tiene un pie en el torear alto , por familia, y también por familia tiene otro pie en los ruedos de peluquería, un pie que él quiso sacar cuanto antes, porque así acabas rápido como la propia madre, que vivió al borde de un ataque de melena. Está, Cayetano, más en la valentía que en la coquetería. Se da en él el chico Armani y el triunfador en Las Ventas, o al revés. En sacarle faena a esos dos toros está la cuestión. Hasta que te retiras.

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