bednar.aimee
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Khudi Bari ― un modelo de vivienda económica (cuesta 500 euros) desmontable y fácilmente trasladable, de doble altura (y así resistente a las inundaciones) ― significa, en bengalí, casa pequeña. No implica, sin embargo, un logro menor. Aunque ese mérito sea mejorar, apenas un peldaño, la vida de muchas personas, lleva implícito la posibilidad de salvarlas. Su autora, la arquitecta bangladesí Marina Tabassum (1969) y su equipo, lo han ideado para lidiar con las cada vez más frecuentes inundaciones que ― debido al cambio climático ― sufre su país, un territorio definido por el delta del Ganges. El propio Ganges y el río Barhmaputra llevan hasta las llanuras enormes cantidades de agua, procedente del Himalaya y de la región vecina de Meghalaya ― la que concentra las mayores precipitaciones del planeta ―.
Tabassum y su equipo ― en colaboración con representantes de la comunidad que vive en esas llanuras ― idearon un habitáculo con lo mínimo para sobrevivir. Así, un Khudi Bari es una estructura formada por elementos triangulares producidos con materiales locales, como el bambú, atado con juntas de acero. Cimentado sobre un armazón cuadrado enterrado en el suelo ― con barro ― cuenta con otro armazón, triangular, para elevarse un piso ― vital durante las inundaciones―. La cubierta de chapa es a dos aguas justamente para lidiar con la lluvia. Los Kuhi Baris son modulables, agregables. Los bajos se pueden dejar abiertos o panelados. Y son fácilmente desmontables para reconstruirse con facilidad y así lidiar con las inundaciones que terminan por encharcar permanentemente el terreno.
Tabassum ideó el prototipo durante la pandemia. Y lo ha ido ajustando. Su Fundación Architecture and Community Equity (FACE) ya ha instalado más de 100 Khudi Baris y ha creado un sistema de control para adjudicarlo a la población más necesitada. La sencillez de esta construcción contrasta con las dificultades para trasladar los materiales hasta las zonas remotas en barco o en carros sin motor a través de bancos de arena.
La propia Tabassum y su equipo han unido dos Khudi Baris para instalar sus oficinas junto al campo de refugiados rohinyás en el distrito de Cox’s Bazar de Bangladés.
El Khudi Bari habla de cambiar mucho con poco. También de trabajar con lo que se tiene a mano. Y, por supuesto, de pasar de la teoría a la práctica a la hora de mejorar, paso a paso, la supervivencia de muchas personas. Por esa voluntad modélica, la empresa Vitra ha adquirido uno para el Vitra Campus donde convive ya con el primer edificio que Frank Gehry levantó en Europa ― el Vitra Design Museum ― o el primero que Zaha Hadid logró construir. Allí también se muestran prototipos, como la cúpula geodésica que diseñó Buckminster Fuller o la gasolinera que ideó Jean Prouvé.
Es tan significativo que un edificio ideado para la supervivencia ilustre un logro arquitectónico como que un lugar, que durante décadas ha expuesto la arquitectura modélica de Tadao Ando, Sanaa, Alvaro Siza o Herzog & de Meuron, preste ahora también atención a la tradición y la construcción con materiales no industriales (la casa de Tsuyoshi Tante) o a los jardines asilvestrados y en movimiento de Piet Oudolf. Este ajardinamiento apenas requiere agua. Recupera el jardín pintoresco siempre inesperado y sorprendente que hemos aprendido a entender como un orden no impuesto sino natural. Así, la arquitectura y el paisajismo expuestos en el Vitra Campus hablan hoy de cambio, como siempre y de logros técnicos, formales, humanitarios y sostenibles. De los múltiples aspectos que configuran el mejor diseño.
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Tabassum y su equipo ― en colaboración con representantes de la comunidad que vive en esas llanuras ― idearon un habitáculo con lo mínimo para sobrevivir. Así, un Khudi Bari es una estructura formada por elementos triangulares producidos con materiales locales, como el bambú, atado con juntas de acero. Cimentado sobre un armazón cuadrado enterrado en el suelo ― con barro ― cuenta con otro armazón, triangular, para elevarse un piso ― vital durante las inundaciones―. La cubierta de chapa es a dos aguas justamente para lidiar con la lluvia. Los Kuhi Baris son modulables, agregables. Los bajos se pueden dejar abiertos o panelados. Y son fácilmente desmontables para reconstruirse con facilidad y así lidiar con las inundaciones que terminan por encharcar permanentemente el terreno.
Tabassum ideó el prototipo durante la pandemia. Y lo ha ido ajustando. Su Fundación Architecture and Community Equity (FACE) ya ha instalado más de 100 Khudi Baris y ha creado un sistema de control para adjudicarlo a la población más necesitada. La sencillez de esta construcción contrasta con las dificultades para trasladar los materiales hasta las zonas remotas en barco o en carros sin motor a través de bancos de arena.
La propia Tabassum y su equipo han unido dos Khudi Baris para instalar sus oficinas junto al campo de refugiados rohinyás en el distrito de Cox’s Bazar de Bangladés.
El Khudi Bari habla de cambiar mucho con poco. También de trabajar con lo que se tiene a mano. Y, por supuesto, de pasar de la teoría a la práctica a la hora de mejorar, paso a paso, la supervivencia de muchas personas. Por esa voluntad modélica, la empresa Vitra ha adquirido uno para el Vitra Campus donde convive ya con el primer edificio que Frank Gehry levantó en Europa ― el Vitra Design Museum ― o el primero que Zaha Hadid logró construir. Allí también se muestran prototipos, como la cúpula geodésica que diseñó Buckminster Fuller o la gasolinera que ideó Jean Prouvé.
Es tan significativo que un edificio ideado para la supervivencia ilustre un logro arquitectónico como que un lugar, que durante décadas ha expuesto la arquitectura modélica de Tadao Ando, Sanaa, Alvaro Siza o Herzog & de Meuron, preste ahora también atención a la tradición y la construcción con materiales no industriales (la casa de Tsuyoshi Tante) o a los jardines asilvestrados y en movimiento de Piet Oudolf. Este ajardinamiento apenas requiere agua. Recupera el jardín pintoresco siempre inesperado y sorprendente que hemos aprendido a entender como un orden no impuesto sino natural. Así, la arquitectura y el paisajismo expuestos en el Vitra Campus hablan hoy de cambio, como siempre y de logros técnicos, formales, humanitarios y sostenibles. De los múltiples aspectos que configuran el mejor diseño.
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