Carolina Durante y Alcalá Norte, manual de instrucciones para sobrevivir al 'hype'

Emilio_Zboncak

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Seis bandas compadrean en la puerta de la sala de conciertos Gruta77 , se cuentan historias de noches memorables y otras no tanto, hablan de pedales de guitarra, de micrófonos y de platos de batería, mientras la gente del barrio carabanchelero de Opañel pasa a su lado con el carrito de la compra, despreocupada en su rutina diaria y dando por hecho que serán unos chavales que van a aporrear sus instrumentos en los locales de ensayo que hay justo encima. Un vecino más jovencillo arquea la ceja al fijarse en la melé, cree reconocer a alguien pero no da crédito y continúa calle arriba girando la cabeza hacia atrás cada pocos pasos. Seguro que más tarde caerá en la cuenta de que dos de los grupos eran bien famosos, Alcalá Norte y Carolina Durante . Los otros cuatro, Sin Salida, XpresidenteX, Casuales y Arriate, son alumnos del programa de ayuda a músicos amateur Ensaya Carabanchel -que les provee de equipamientos, locales y clases con artistas experimentados- y están allí para escuchar los consejos de quienes ya han dejado atrás la fase de tocar en salas semivacías, dejarse los ahorros en grabar maquetas, buscar manager desesperadamente, cobrar cuatro duros por actuar en festivales y dormir en cuchitriles antes de volver a casa reventados, pero contentos.Carolina Durante superaron esa etapa hace años, pero Alcalá Norte acaba de hacerlo gracias al pelotazo de su debut homónimo, que están presentando en una gira bien gorda que recordarán toda la vida. «Eso espero. ¡Si dentro de unos años se nos olvida cómo fue esta gira, mal asunto!», exclama su saleroso baterista Jaime Barbosa, una vez sentados en el escenario de la Gruta y bien pertrechados de birra en lata. «El otro día vi una charla que dio Bill Drummond de The KLF… ¡y el tío no se acordaba de que había girado por Australia! Yo no quiero que me pase eso. Por ahora, nosotros llevamos otro ritmo», añade su front-man Álvaro Rivas, que cada noche ve, escucha y -en las veladas más locas- palpa la euforia que desatan sus canciones desde su puesto de mando al borde del escenario. «Recuerdo perfectamente la primera noche que sucedió eso», dice el cantante. «Fue en la Clamores, hoy hace justo un año. Fue la primera vez que tocamos 'La vida cañón' entera , con su introducción y su riff, no sólo con acordes. Y aunque todavía ni siquiera la habíamos publicado, la gente se volvió tan loca que me sobrepasó y me vi diciéndome a mí mismo, «¿qué coño está pasando aquí?».Noticia Relacionada estandar No Sidonie, Alizzz, Carolina Durante... Más de 200 artistas se unen en varios conciertos benéficos por la DANA Nacho SerranoCarolina Durante y Alcalá Norte se conocen desde hace tiempo, son buenos amigos y tienen muchas cosas en común. Son bandas jóvenes, de guitarras y curtidas en el circuito de salas madrileño. Las dos saben manejarse con el discurso crítico, las dos tienen títulos de canciones que han convertido en expresiones de uso cotidiano en el vocabulario popular ( 'Cayetano' , 'La vida cañón'), y las dos han tenido ese éxito repentino que te convierte en «creador de himnos generacionales», en «esa banda de la que todos hablan», incluso en «esa banda que va a salvar el rock nacional». Un 'hype' con todas las letras que o bien se vive con euforia, o se recibe con negación y síndrome del impostor. «Lo más normal del mundo es que nunca salgas de tu local de ensayo porque nadie te hace ni puto caso», dice Barbosa. «Cosa que en realidad hemos vivido porque nosotros empezamos en 2019, y algunos hemos tenido otros grupos anteriores que no llegaron a nada. Esto hay que hacerlo porque te gusta, como hobby, y si suena la flauta y te puedes profesionalizar, pues genial. A nosotros nos ha sonado la flauta, y sí es verdad que hay momentos en los que tener repercusión te acojona un poco . Ahí es cuando hay que tomarse las cosas con deportividad, pensar en hacer todo lo mejor posible y aprovechar la oportunidad sin más». «Yo creo que sí hay que fliparse un poco con el éxito», interrumpe con sano orgullo el cantante 'carolino', Diego Ibáñez. «Si ves que casi desde el minuto uno las cosas van rodadas, alegría infinita oye. En nuestro caso, el primer petardazo fue 'Cayetano' y esos dos primeros años lo recuerdo todo con mucha euforia». «Lo de 'Cayetano' fue igual que lo de 'La vida cañón', se lió antes incluso de sacarla», explica el bajista Martín Vallhonrat, que también recuerda perfectamente el momento en que pensó que «algo gordo» estaba pasando: «En aquella época había un canal de YouTube de música indie llamado Canalypunto que grababa muchos vídeos de conciertos. Nos grabaron tocando 'Cayetano' en un garito y al día siguiente había treinta mil reproducciones, que ahora pueden parecer una mierda pero en ese momento fue el indicador de que iba a pasar algo, porque además había cientos de comentarios de gente diciendo «¿cuándo sacáis esto? ¿cuándo sacáis esto?»». «Y eso que 'La vida cañón' es mucho mejor que 'Cayetano' », apunta Ibáñez, convencido de que «lo que pasó es que el concepto 'Cayetano' superó a la canción». «Pues 'La vida cañón' no me parece de las mejores que hemos hecho», replica Barbosa. «¡Qué va, tío!», contraataca Ibáñez. «Yo la escuché por primera vez a las ocho de la mañana recién levantado, y ya te digo yo que para que una canción me haga clic en ese momento, tiene que ser muy buena». Ya se sabe que después de alcanzar el éxito, lo difícil es mantenerse ahí. Eso es lo que les toca ahora a Alcalá Norte, y lo que ya han conseguido Carolina Durante, que estos días están presentando un tercer disco que ha roto el molde original de su propuesta para plantear nuevos territorios estilísticos y sonoros, con más melodía y más trabajo de instrumentaciones y arreglos, «Lo de ir a todo meter lo teníamos ya muy dominado, así que ha sido interesante intentar hacer algo distinto, y lograrlo», dice Diego Ibáñez sobre 'Elige tu propia aventura', una colección de trece temas -incluyendo una colaboración con Rosalía, que por cierto también tiene su conexión con Alcalá Norte porque los recomendó en sus redes sociales- grabados en el estudio del legendario Peter Gabriel , una especie de cabaña gigante ubicada en una localidad cercana a Bath llamada Box, «con B», puntualiza entre risas su guitarrista Mario del Valle, que describe el lugar «como un parque de atracciones, rodeado de un bosque, con un lago con cisnes donde se puede navegar en canoa… ¡Casi te apetece más estar por ahí dando vueltas que grabar!».Los músicos de Ensaya Carabanchel escuchan ojipláticos las historias de fortuna y gloria de los dos grupos, pero lo que más les interesa es que les cuenten sus errores y fracasos, que es de donde realmente se aprende. «Nosotros hemos cometido muchísimos», asegura el cantante de Alcalá Norte. «Lo que más nos ha costado ha sido tener un grupo humano en el que pudiéramos confiar. Cuando tu banda empieza a ir bien, tienes que asumir que aparezcan otras personas con las que vas a compartir tu patrimonio. Necesitas socios, como en una empresa. Mi consejo es que si alguien se acerca al grupo proponiéndole esto o aquello, aunque parezca un tío raro, lo aceptéis . Y a ver qué pasa». Es una recomendación con sus riesgos, no obstante, pues Rivas también advierte de «lo jodido que es asociarte con gente con la que luego no se va a funcionar bien. Eso nos ha pasado, incluso nos hemos retirado de tratos que ya teníamos casi cerrados porque en el último momento descubrimos que no tenían ningún sentido. Hemos tenido muchos desencuentros, que además no se han quedado en el pasado y nos han seguido dando la lata años después. Hay que estar rodeado de gente de confianza, porque si no, cuando te hacen caso y llega el dinero, se sacan las navajas y te empiezas a acuchillar. Nosotros ya nos acuchillábamos sin que nos hicieran caso… espero que no nos pase más».«Es que tener una banda es jodido», coincide el cantante de Carolina Durante. «Nosotros ya éramos amigos de antes, y eso yo creo que ayuda. Y aun así es difícil, porque convives mucho tiempo, tienes que estar tomando decisiones importantes constantemente… A mí no me extraña que tantas bandas se vayan a tomar por culo . Es complicado porque es un matrimonio a cuatro, o a incluso más». «Por eso es importante hablar mucho y tener buena comunicación. Si no, cada uno se va guardando cosas y al final todo estalla. Esa es una cosa que nosotros hemos ido aprendiendo y que ya vamos haciendo mejor», interviene Mario del Valle. «Es verdad, eso es fundamental chicos», asiente Rivas fijando su mirada en el público de músicos amateur. «A veces te guardas cosas por miedo a herir a un compañero, pero se convierten en bolas que acaban aplastando a todos». «Por eso está bien en insultar en el momento», ríe Ibáñez. «¡Eso es!», exclama Barbosa sumándose a las carcajada general. «Yo lo hago mucho, ¡hay que insultar! No pasa nada por decir cuatro tacos, hay que soltarlo todo y quedarse a gusto».Arriba: Miembros de Carolina Durante y Alcalá Norte, antes de arrancar su charla con alumnos de Ensaya Carabanchel en la sala Gruta77 Izquierda: Diego Ibáñez en el primer concierto de presentación de 'Elige tu propia aventura'. Derecha: Martín Vallhonrat concentrándose antes de salir al escenario ISuperar todos los capítulos de la vida de un grupo de rock y mantenerse unidos es casi un pequeño milagro por el que los chicas y chicas de Ensaya Carabanchel suspiran, y cuyos secretos intentan desentrañar lanzando preguntas cada vez más incisivas a los grupos consagrados que tienen delante. «Una vez estando Diego y yo en el salón de mi casa, le pregunté qué había que hacer para ser el mejor grupo de España, y me dijo que dar cincuenta conciertos al año», cuenta Rivas. Antes de eso, matiza Ibáñez, «hay que preocuparse por tener buenas canciones, porque si no las tienes, después de comer mierda dando cincuenta conciertos, vas a seguir comiendo mierda». Es en ese proceso de picar piedra donde se verá si la banda tiene el aguante suficiente para hacer cientos de kilómetros para tocar en ciudades donde nadie te conoce, firmando contratos sin alta en la Seguridad Social, palmando pasta cuando hay que viajar a la otra punta de España o pidiendo limosna para actuar en festivales en horarios lamentables y en malas condiciones, con los cabezas de cartel sisándote el tiempo de tu prueba de sonido o directamente arruinándotela porque deciden hacerla a la vez con el triple de volumen. «A quien no tenga ese aguante y diga que se está quemando, echadlo del grupo » , sentencia tajante el vocalista de Carolina Durante ante una de las preguntas del público. «Si no puedes aguantar el tirón, es que no es tu sitio. Hay que entender que para tener una banda no es lo mismo tener veinte años, cuando estás todavía en la universidad y viviendo con tu madre, como fue mi caso, que tener veintiséis, cuando a lo mejor ya estás currando y te tienes que pagar un alquiler». « Y no se puede ir por la vida en plan víctima, quejándote de que el mundo de la música es muy injusto porque no puedes vivir de ella . La música no es una opción para nadie», afirma Vallhonrat. «Estoy de acuerdo. Puede ser muy frustrante, y si la cosa te compensa o no, es algo que tienes que decidir tú», añade Barbosa antes de explicarse en profundidad: «Un grupo es para pasarlo bien, no para ganar dinero. Si no tienes claro eso, ¡error! Es lo que comentaba antes: si suena la flauta bien, y si no, también. Como ya he dicho, nosotros seguimos flipando de que esto nos haya salido bien. Pero esto es un trabajo sólo cuando se convierte en trabajo. Hasta que eso ocurra, si es que ocurre, para ti tiene que ser algo que haces porque lo disfrutas. Y no hay que estar pensando en qué hay que hacer para gustarle a la peña, sino tener claro qué es lo que a ti te apetece hacer». Y es que la longevidad de las bandas «casi siempre depende de las expectativas» que tengan sus miembros, tal como señala su compañero Carlos Elías (guitarra), que de pronto recuerda una anécdota que ilustra la presión, la responsabilidad, el vértigo que se siente cuando ese sueño se convierte en realidad. «Un día, hablando con Noni, de Lori Meyers, nos decía que cada vez que sube al escenario piensa en las cuarenta familias que dependen del grupo…». «¡A mí eso me parece una brasa que flipas, yo no pienso eso ni de puta coña!», vuelve a interrumpir Diego Ibáñez, que cada vez que salta a las tablas piensa más en comerse a los de primera fila que en pagar facturas: «Es que si tienes eso en la cabeza cuando vas a dar un concierto, ¡tu próximo disco va a ser una basura! ¡Rock and roll, hombre!» .Otra cosa que tienen en común Alcalá Norte y Carolina Durante, es que se han pasado todas las pantallas marcándose un 'más difícil todavía', al haberlo hecho en una coyuntura cultural en la que las bandas, es triste pero cierto, ya no molan. «Cómo van a molar, si la forma de escuchar música que tienen los chavales de diecisiete o dieciocho años ya no tiene nada que ver con ir a una sala de conciertos», exclama Vallhonrat. «Escuchan música en TikTok, y ahí lo que siempre se ve es a un tío o una tía en su habitación con su ordenador, su micrófono, y como mucho su guitarrita o su tecladito. Lo de «el rock ha muerto» tiene que ver con eso, con que la cultura de ir a un local, juntarte con tus colegas, hacer música e ir a tocarla a un garito, son cosas muy físicas, muy colectivas». «Es que como vas a ponerte a hacer rock con cuatro troncos cuando para ensayar necesitas un local, ¡si estás en el centro ya estás jodido!», añade Ibáñez. «Te tienes que ir a las afueras, encontrar un buen momento para que los cuatro tengan tiempo de ir hasta allí, echarle horas a hacer canciones… Tener un banda requiere más tiempo y es más caro. Es más fácil hacerlo con un puto ordenador, coges tres pistas de guitarra, batería y bajo, cantas por encima y listo».Barbosa intenta convencer a sus compañeros de que lo están pintando todo demasiado negro para el rock -«lo llevan muchos años matando, siempre está moribundo pero nunca se muere ¡porque nunca morirá!»-, pero sí admite que no es nada fácil mantener una banda en la era de los proyectos unipersonales. Sin embargo hay algo que los solistas envidian, sobre todo en los malos momentos: en las bandas se tienen los unos a los otros . Para superar los golpes juntos «y para darse toques de atención cuando a uno se le va la olla con algo», concluye Vallhonrat. «Ser solista tiene la ventaja de que sólo hay una única visión de cómo tiene que ser el proyecto. Pero cuando sólo tienes una visión y no tienes espejos que ofrezcan otras perspectivas, pueden aparecer problemas. Porque estás tú solo intentando alcanzar tu ideal, tus expectativas, y ahí surgen disociaciones que son más difíciles de gestionar en soledad. Por eso los solistas acaban teniendo más problemas de salud mental».MÁS INFORMACIÓN Alcalá Norte: de las calles del barrio al Primavera SoundEstos dos grupos de colegas cerrarán el año participando en un ciclo de conciertos solidario con las víctimas de la DANA , y en 2025, volverán a tener ocasión para apoyarse mutuamente, para abrazarse, echar otra buena ronda de cervezas y contarse nuevas peripecias. Será el año de 'Elige tu propia aventura' en directo y al primer disco de Alcalá Norte aún le quedará mucho chicle que estirar, así que se verán las caras muy a menudo en la carretera. «Seguro que nos vamos a encontrar diez o quince veces por lo menos», augura Rivas ante la mirada socarrona de Ibáñez, que remata con una macarrada fraternal que cierra el encuentro con más carcajadas. «¡Uf! Sí que nos vamos a cruzar ¿eh? ¡Pues nada ahí estaremos, ampli contra ampli, jodiéndonos las pruebas de sonido!».

 

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