Nickolas_Kassulke
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"Soy una persona con discapacidad auditiva y no recibimos ninguna ayuda para la compra de unos audífonos cuando la pareja vale entre 3.500 y 5.000 euros", así de directo empezaba el mensaje que una lectora de Capaces, Camino Armada, nos remitía al correo electrónico. Y no le falta razón, pues como viene reivindicando el movimiento asociativo, la mayoría de las personas con discapacidad auditiva no tienen ningún tipo de ayuda para adquirir un elemento que les permite oír, es decir, que llevar una vida más o menos digna, lo que convierte a estos dispositivos, en "la única prótesis externa que no está cubierta por el sistema público de salud", como destaca la directora de Fiapas, Carmen Jáudenes.
Es cierto que los audífonos sí aparecen dentro del catálogo de prestaciones ortoprotésicas, pero de una manera muy restrictiva, pues, además de que no se cubre todo el coste de los audífonos, solo se ofrece esta ayuda hasta los 26 años y cuando la sordera es bilateral, es decir, que si por un oído oyes bien, ni siquiera puedes acceder a esa ayuda.
Puesto que se trata de un elemento indispensable, pero muy caro, muchas personas, aunque lo necesiten, sobre todo si son mayores, no pueden acceder a él, con el enorme perjuicio para su calidad de vida y su bienestar. De hecho, se calcula que de los cuatro millones de personas que necesitarían usar audífonos en España, solo un tercio los usa, muchos de ellos debido a su elevado precio, "no es un lujo ni un capricho es una necesidad", se queja Camino.
¿Qué dice el catálogo?
Los audífonos están dentro del catálogo de prótesis externas y está reguladas por el Real Decreto 1030/2006, que se modificó posteriormente con la Orden SCB/480/2019. En este catálogo dice expresamente que las coberturas para audífonos van destinadas a "pacientes hipoacúsicos, de cero a veintiséis años de edad, afectados de hipoacusia bilateral neurosensorial, transmisiva o mixta, permanente, no susceptible de otros tratamientos, con una pérdida de audición superior a 40 dB en el mejor de los oídos (valor obtenido promediando las frecuencias de 500, 1.000 y 2.000 Hz). Las administraciones sanitarias competentes vincularán la financiación de los audífonos y de los moldes adaptadores a programas de detección precoz, tratamiento completo y seguimiento de la hipoacusia, así como al estilo de vida de los pacientes".
El catálogo propone cuatro categorías distintas para las que concreta ayudas que oscilan entre los 1.200 y los 2.250 euros por pareja de audífonos y se les calcula una vida de 48 o 60 meses, "estas prestaciones no suele cubrir el total del coste, pues, en función del estilo de vida que lleve el usuario, de si se tiene una vida más activa, si se está en edad laboral, etcétera, se requieren una serie de prestaciones de conectividad con el entorno que encarecen las prótesis. La diferencia, lo que pase de esos 1.500 euros de media, que es lo que suelen dar, lo paga el usuario, y el coste medio de los audífonos es de entre 4.000 y 6.000", asegura Carmen Jáudenas, "es mucho dinero hasta para una renta media, es un agujero importante en la economía familiar, por no hablar de las personas jubiladas o más vulnerables… es prácticamente inasequible".
El coste medio de los audífonos es de entre 4.000 y 6.000 euros, mucho dinero hasta para una renta media
Desde FIAPAS consideran, lógicamente, que estas prestaciones son completamente insuficientes, además de que creen que deberían actualizarse los productos, "en su momento ya pedimos que los audífonos que se prestaran en el sistema de salud público tuvieran conectividad Bluetooth y que pudieran conectarse a un bucle magnético en el entorno, de manera que cuando llegues a un espacio que tiene este sistema, puedas conectar tu prótesis y escuchar mejor, con menos ruido ambiente, etc.".
En la última actualización consiguieron que se elevara en toda España la edad para poder acceder a estas prestaciones, pero es muy insuficiente, "antes era hasta los 16, ¡imagínate!, y las prestaciones eran aún más bajas", asegura, "pero los 26 sigue siendo muy poco, muy injusto, porque, por ejemplo, cuando los audífonos no son recargables y necesitan baterías, que hoy día son los menos, estas pilas o baterías corren por cuenta del usuario", lamentan desde FIAPAS.
Tampoco entienden que no se cubran, salvo algunas excepciones, si la hipoacusia es solo en un oído, "salvo que utilices un sistema concreto que sí está incluido en la cartera, un audífono convencional no está incluido para la adaptación en un único oído. Cuando necesitas una prótesis en una mano o en una pierna, te la subvencionan, no esperan a que tengas afectadas las dos piernas o los dos brazos. ¿Por qué con la audición sí ocurre?", reivindica Jáudenas.
Y lo mismo ocurre con el tema de la edad, "a nadie se le ocurre imaginar que una silla de ruedas solo te la subvencionaran hasta los 26 años. Si trasladamos esta situación de la audición a cualquier otra discapacidad, vemos gráficamente lo absurdo que es, por eso siempre reivindicamos que las prótesis auditivas estén cubiertas por el sistema de salud porque es la única prótesis externa que no tiene esta cobertura. Cualquier otra prótesis externa tiene una cobertura de carácter universal".
Si trasladamos esta situación de la audición a cualquier otra discapacidad, vemos lo absurdo que es, las prótesis auditivas deberían estar cubiertas por el sistema de salud, como cualquier otra prótesis externa
Más ayudas, pero vinculadas a la renta
Fuera de las prestaciones del catálogo de sanidad, las ayudas son escasas y dependen de cada comunidad autónoma, "lo que marca el catálogo es una prestación de mínimos, así que cualquier comunidad que tenga voluntad para ello puede mejorar la prestación, pero es un catálogo que se hace por consenso entre el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas, por eso no hay grandes diferencias, sobre todo desde la mejora que hubo en 2019".
Las diferencias que existen son en cuando a ayudas sociales y dependen 100% de cada comunidad, "son ayudas graciables, es decir, dependen de la situación económica y de que haya presupuesto, pero nosotros creemos que, por ser un tema de salud, debería ser una prestación universal, es decir, que el médico la prescribiera y se tuviera derecho a ella, pero con los audífonos no es así, son la única prótesis externa que no está cubierta por el sistema de salud", reitera.
Las ayudas sociales que complementan la prestación son escasas, muy restrictivas y, además, suelen estar vinculadas a convocatorias muy reducidas en el tiempo o con un presupuesto determinado. Así, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, las ayudas son de un máximo de 840 euros, se solicitan con ayudas autonomía personas con discapacidad y solo sale convocatoria unas semanas al año y las ayudas están vinculadas a un nivel de renta.
Algo parecido ocurre en comunidades como Andalucía, donde las ayudas ascienden a hasta 1.200 euros, pero el umbral de renta es muy bajo, o en Cataluña, donde las cuantías son mayores, pero no abren convocatoria desde 2023. Solo excepciones como País vasco tienen abiertas convocatorias todo el año y sin vincularlo al nivel de renta.
Esta falta de prestaciones provoca que muchas de las personas que necesiten audífonos, no los usan, "según un estudio del año 23, un 10,6% de la población general personas tienen dificultades para entender una conversación en un tono de voz normal y, sin embargo, de esas personas que podrían necesitar una prótesis, los que la llevan es un porcentaje mínimo", advierten desde FIAPAS.
Esto repercute de manera directa en la salud y el bienestar de estas personas, "está más que científicamente demostrado cómo el aislamiento que provoca no oír bien redunda en el deterioro cognitivo, en la falta de motivación por tener una vida más activa, porque si no escuchas bien, tú mismo te vas excluyendo. Y también hay que pensar que los problemas de audición pueden llegar aparejados problemas en el equilibrio, y eso también redunda en la movilidad, en caídas… Es todo un conglomerado que termina afectando a tu estado de salud y a tu estado emociona".
Pagar los audífonos no es un coste, sino una inversión, porque mantienen a las personas activas, participando, desarrollando su vida y contribuyendo
Por todo eso, desde FIAPAS, además de insistir en el aumento de las prestaciones para audífonos, consideran necesario que hubiera programas de detección de sorderas o pérdida de audición también en la vida adulta, "sobre todo a partir de los 50 años para poder ir atendiendo las necesidades auditivas que va presentando la población en la edad adulta y según envejece". Además, también está observando que la pérdida de audición cada vez aparece antes, "sobre todo entre los 60 y 70, el sistema auditivo se va deteriorando, pero es que ahora, debido al estilo de vida que llevamos y nuestras actividades de ocio y recreativas, el ruido en general… hacen que el oído se deteriore antes y vemos más casos de sordera entre los 40 y 50 años, cuando antes eran propias de los 60-70. Es muy importante la conciencia social para la prevención, porque la audición no es ni mucho menos una cuestión secundaria", insiste la directora.
Para terminar, Carmen Jáudenes quiere insistir en la injusticia que supone que las prestaciones terminen a los 26, como si la sordera desapareciera por arte de magia, "a esa edad, cualquier joven está ingresando en su vida laboral, está empezando su vida adulta y se está labrando su futuro, y precisamente en ese momento le quitan la ayuda que hace que tu capacidad de oír sea funcional, que te incluye en la vida activa… además de que no es justo, no es muy rentable para la sociedad. Por eso, pagar los audífonos no es un coste, sino una inversión, porque mantienen a las personas activas y participando y desarrollando su vida, contribuyendo". Y con los mayores, también considera que es una cuestión de justicia, "han estado toda la vida contribuyendo y se han ganado el derecho a que su salud esté protegida. Los políticos deberían tomar más conciencia de que al final este tipo de prestaciones son una inversión que tiene un retorno social, no un lujo ni un gasto".
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