treutel.aleen
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2024 pasará a la historia del cine español por la versatilidad y el atrevimiento de las películas estrenadas. Este año hemos visto desde musicales sobre la eutanasia a filmes de terror feministas, pasando por biopics musicales que desafían los estilemas habituales con mucha gracia.
Sin embargo, la Academia de Cine ha optado por poner el foco en sus nominaciones para los premios Goya en aquellas películas con una mejor carrera comercial: El 47, Casa en llamas y La infiltrada. Mientras Segundo premio y La estrella azul defienden el fuerte del riesgo artístico de la 39 edición, que se celebrará en Granada el próximo 7 de febrero, estas son las otras propuestas que deberían haberse hecho un hueco en la lista final.
'Los destellos'
¿Es Casa en llamas mejor película que Los destellos? ¿O El 47? Para gustos hay colores, pero como esta lista de olvidos la confeccionamos en CINEMANÍA, nos permitimos responder claramente: No. En esta edición de los Premios Goya en la que la categoría de mejor película la han copado películas netamente industriales, con una buena taquilla (Casa en llamas, El 47 y La infiltrada) por encima de apuestas más autorales, Los destellos ha sido la gran perdedora. Esta conmovedora historia sobre un paciente terminal en sus últimos días de vida merecía estar entre las cinco mejores películas del año.
Mar Coll
Salve María es una de las películas más salvajes y arriesgadas del año. Y su directora, Mar Coll, debería figurar entre los nominados a mejor dirección. Su trabajo ha merecido las alabanzas de la crítica de forma unánime: ¿por qué no ha contado con el respaldo de los profesionales de la industria? ¿Ha jugado en su contra el escabroso tema que retrata?
María Vázquez
Ha estado nominada dos veces. La primera, por Mataharis, como actriz de reparto. La segunda, como mejor actriz protagonista, por su trabajo en Matria. Fue la gran favorita en aquella ocasión aunque finalmente ganó Malena Alterio por Que nadie duerma. Este año la Academia se ha olvidado de su sutil pero emocionante trabajo en Los pequeños amores, una película que sin duda merecía más nominaciones.
María Arnal y Ángela Molina
Otra de las grandes olvidadas en esta edición de los Goya ha sido Polvo serán, el arriesgadísimo musical sobre la eutanasia de Carles Marques-Marcet. La banda sonora de María Arnal merecía una nominación pero hemos tenido que conformarnos con la candidatura de Alfredo Castro en la categoría de mejor actor protagonista. Por cierto, una pena que la Academia no haya sabido reconocer el arrojo y la valentía de Ángela Molina en este filme.
Antón Álvarez
La guitarra flamenca de Yerai Cortés ha merecido una nominación a mejor documental pero nos ha sabido a poco. Antón Álvarez, aka C. Tangana, ha demostrado con su ópera prima tener tanto talento para la música como para el cine. Decisiones de estilo tan contundentes como el largo travelling en el que el músico presenta al protagonista de su documental merecían el aplauso de la Academia.
Pedro Martín-Calero e Isabel Peña
Pedro Martín-Calero salió del pasado Festival de San Sebastián con el premio a la mejor dirección. La Academia ha decidido nominarlo como mejor director novel pero El llanto, su ópera prima, sobresale sobre todo por su guion, coescrito por Martín Calero junto a Isabel Peña. Este libreto de terror tan juguetón y metaficcional con trasfondo de denuncia feminista merecía su momento de gloria en los Goya.
Julián López
Hay trabajos interpretativos que, por sutiles, no llaman la atención tanto como otros. Es el caso de Julián López en Los destellos, que perfectamente cabía en la categoría de mejor actor de reparto. Y a la típica pregunta odiosilla de que “a quién quitaríamos de la selección”, lo tenemos claro: Alberto San Juan, cuya aparición en Casa en llamas no deja de ser anecdótica por muy divertida que sea.
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