Pierre_Beier
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Si tuviera que elegir una novela negra que reuniera todas las características del género, optaría por 'La que no existía', escrita por Pierre Boileau y Thomas Narcejac. Publicada en 1952, la trama contiene todos los ingredientes que un lector puede apreciar: un crimen, suspense, violencia, pasión y una narración que mantiene en vilo hasta la última página.Si he asegurado en varias ocasiones que 'El asesinato de Roger Ackroyd' de Agatha Christie es la novela con el mejor final que he leído, podría colocar casi al mismo nivel a 'La que no existía', cuyo desenlace es tan inesperado como soberbio. Sencillamente genial. La prueba es que Alfred Hitchcock intentó comprar los derechos del libro para hacer una película, pero llegó tarde. Los había adquirido Henri-Georges Clouzot, que, con el material de la obra, dirigió 'Las diabólicas', estrenada en 1955.El filme de Clouzot no se ajusta fielmente a la trama, pero ello no disgustó a los autores: «La ambigüedad de la película responde a la de la novela. En ésta el mundo es también una máscara y la mentira corrompe invisiblemente los aspectos más familiares de la vida. El héroe del libro es un hombre sobre el que se ha lanzado una maldición, que poco a poco se ve aplastado por circunstancias que no comprende», afirman Boileau y Narcejac en el prólogo de una de sus ediciones. Acaban subrayando el acierto de Clouzot y expresando su agradecimiento.El filme de Clouzot no se ajusta fielmente a la trama, pero ello no disgustó a los autoresTenían motivos porque la película impulsó las ventas de la novela hasta tal punto que el libro se vendió a partir de ese momento con el título de 'Las diabólicas' que era el de la película, pero no el original de la obra. Tuvo mucho que ver en el éxito del filme la extraordinaria interpretación de Simone Signoret y Vera Clouzot, esposa del director y fallecida prematuramente.La historia cuenta el romance entre Ravinel, un mediocre viajante que vende artículos de pesca, y Luciana, amiga y médica de su esposa. Ambos planean el asesinato de Mireya, la mujer de Ravinel, para cobrar un sustancioso seguro que les permitirá comenzar una nueva vida en Antibes.Los dos cómplices se ponen de acuerdo para narcotizar a Mireya y sumergirla en una bañera. Luego la arrojan a un estanque cercano para que su muerte parezca un accidente. Todo sale aparentemente según sus planes hasta que desaparece el cadáver y Ravinel recibe una carta de su mujer difunta. A partir de ese momento, surgen indicios y testigos que aseguran haberla visto con vida.Boileau y Narcejac construyen su narración desde el punto de vista de Ravinel, un pobre hombre que se arrepiente de su acción y que se da cuenta de que ha sido manipulado por Luciana. Ravinel se hace preguntas y está a punto de enloquecer. Su sentimiento de culpa le amordaza. Peor aún, siente a su lado la presencia de Mireya, cuyo rastro percibe en la casa en la que ambos han vivido.'La que no existía' es una prodigiosa reconstrucción psicológica de la mentalidad de un hombre débil y atormentado, que pierde el control de su existencia. A su lado, Luciana es una mujer fría y calculadora, que desprecia sus escrúpulos morales. Pero las cosas no son como parecen. La novela da un giro inesperado en las páginas finales que desvelan al lector el sentido de la historia, perfectamente coherente con el desarrollo de la trama. No hay engaño sino solamente una apariencia que oculta la verdad.Boileau y Narcejac eran dos novelistas reconocidos y galardonados con premios literarios cuando se conocieron en una cena en 1948. Decidieron escribir juntos para crear un nuevo género que rompiera los moldes de la novela policial de suspense, cuyo prototipo era Georges Simenon. Desde ese momento y hasta la muerte de Boileau en 1989, escribieron juntos unas cuarenta obras. Entre ellas, 'De entre los muertos', cuyos derechos compró Hitchcock para hacer 'Vértigo'.Boileau ideaba las tramas y los argumentos y Narcejac trabajaba en la caracterización de los personajes. Colaboraban a distancia y se veían en raras ocasiones. Pero en la historia de la literatura no existe una colaboración más fructífera que la de estos autores franceses, verdaderos maestros del género. Sólo cabe invitar a los lectores que lean esta novela y que luego vean la película. Resulta muy difícil elegir entre una y otra.
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