‘Blondi’: la mamá Peter Pan y el nido vacío

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maye39

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27 Sep 2024
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A las mujeres les suelen cargar el síndrome de Wendy, ese que nos pinta como controladoras obsesivas persiguiendo a nuestros hijos para que sean responsables, se bañen y hagan los deberes. Siguiendo con los arquetipos inventados por J. M. Barrie, existe otro tipo de madre, la que, afectada por un profundo peterpanismo, alarga su infancia y juventud de la mano de sus hijos, llegando a invertir los papeles. Blondi, el personaje creado por las actrices Dolores Fonzi y Laura Paredes —guionistas de esta encantadora y, a su manera, triste, comedia sobre la relación de amor y amistad entre una madre joven y su hijo―, es del segundo tipo.

Blondi, debut de Fonzi como directora, es el canto a una familia excéntrica y atípica pero perfectamente reconocible. Empezando por la matriarca del clan, esa abuela fabulosa en la piel de la gran actriz Rita Cortese que, por supuesto, es la Peter Pan mayor del reino. Se llama Pepa —como todos en la casa responde a su nombre de pila— y vive al lado de su hija menor, apodada Blondi, que fue madre adolescente, y su nieto, Mirko, un joven dibujante criado por mujeres cuya mejor amiga es su madre. Juntos van a conciertos, añoran los días del punk y comparten bailes, fiestas e intimidades. Blondi, una fumeta sin mucho afán de compromiso, tiene en su hijo a su compañero perfecto, alguien con quien jugar siempre. Pero la felicidad que comparten se enfrenta a lo inevitable cuando él empieza a soñar con abandonar el nido.

Dolores Fonzi, en 'Blondi'.

La ópera prima de la actriz argentina es una melancólica comedia familiar alejada de lugares comunes y construida con el mismo naturalismo de sus interpretaciones. Su personaje principal, siempre acompañado por el poético malditismo de The Velvet Underground & Nico, se viste y se comporta como una adolescente mientras su hijo, que la adora y admira, es cada vez más adulto. Fonzi deja caer, siempre de forma sencilla, detalles de la vida y la convivencia madre-hijo reveladores: la destartalada y alegre casa, los dibujos de él por todas partes y la afición de ella a la marihuana, algo que le hace más de una vez hablar sin filtro. No hay lugar para la gravedad en Blondi, aunque asome la sombra de la soledad y de un pasado difícil.

Con sus ecos de las buenas comedias indies, Blondi transmite frescura y vitalidad sin aparente esfuerzo. También una humanidad que se transparenta en un elenco que se mueve con envidiable ligereza: el hijo que da vida Santiago Rovito, que, sin apenas subrayados va dejando caer su mezcla de miedo y dolor por abandonar a su madre y seguir su rumbo; la divertida y desnortada hermana en la piel de Carla Peterson, harta de su insufrible marido (Leonardo Sbaraglia); y, por supuesto, la propia Blondi-Fonzi, una niña grande que se ocupa de todo y que junto a Rita Cortese conforma ese matriarcado bohemio y juguetón que se enfrenta al mayor de sus dolores, que el niño de sus ojos (“¡El macho alfa de la casa!”) emprenda el vuelo.

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