kelly.parker
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Este viernes Joe Biden iba a entrar en el despacho del Papa Francisco por última vez como presidente de Estados Unidos. Sin embargo, los intensos incendios que asolan Los Ángeles han provocado que cancelara el encuentro con el Pontífice apenas horas antes de partir hacia Italia. El estrechón de manos con el Pontífice iba a ser una despedida, pero también un mensaje sobre esta relación estratégica, a diez días de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca . «Pienso que esta visita es una forma de subrayar la relación de EE.UU. con el Vaticano a pocas horas de que llegue al despacho oval un presidente hostil a Francisco, pero votado por la mayoría de los católicos estadounidenses», explica Massimo Franco, fino observador de las relaciones entre la Santa Sede y Washington . «Tengo la impresión de que quiere recordarlo con vistas a un periodo que será tenso», destaca. Noticias relacionadas estandar No ¿Qué son los vientos catabáticos de Santa Ana que están detrás de los megaincendios en California? Isabel Miranda estandar Si El Papa Francisco pone a prueba su salud con un 2025 repleto de eventos Javier Martínez-BrocalEn su libro «Imperios paralelos», Massimo Franco defiende que a pesar del enorme contraste entre EE.UU. y el Vaticano en cuanto a extensión geográfica, económica y poderío militar, ambos son las dos únicas potencias de Occidente con proyección planetaria. La politóloga italiana Maria Antonietta Calabró dice que más bien se trata de una alianza entre «el Trono y el altar», que es también el título de su último libro. «Ciertamente Estados Unidos representa el trono, la expresión de poder más fuerte del mundo actual, y el Vaticano el altar, la autoridad moral del Sucesor de Pedro», explica. Pero ambos coinciden en que la salud de las relaciones entre Washington y el Vaticano es vital.En deuda con el votante católicoSin embargo, mientras desde el Vaticano aclaran que su disposición ante el segundo mandato de Donald Trump será buscar un terreno común para poder colaborar, desde Mar-a-Lago el mensaje es ambivalente. Por un lado, se evita el choque directo. Cuando la semana pasada, después de que se lo pidiera el Papa, Biden conmutó la pena de muerte a 37 de los 40 condenados, el futuro presidente criticó duramente la medida la medida, pero no mencionó al Pontífice. Por otro lado, Trump se siente en deuda con el electorado católico y ha querido incluir pesos pesados católicos en su equipo. Según el Washington Post, el 59% de los votantes católicos apoyaron a Donald Trump y el 39% a Kamala Harris. No fue así en las elecciones de 2020, cuando la mayoría votaron por Joe Biden, también católico. Un gesto hostil hacia la IglesiaCuriosamente Kamala Harris rechazó participar en la tradicional cena de los dos candidatos presidenciales que durante la campaña electoral organiza la archidiócesis de Nueva York, gesto que muchos consideraron hostil hacia la Iglesia. Pero lo cierto es que la sensibilidad de los 52 millones de católicos oscila entre los «liberales», que concretan su fe en la defensa de cuestiones sociales, y los «conservadores», que consideran prioritaria la defensa de valores como la vida, la bioética y la familia. Como respuesta, el nuevo presidente ha fichado a varios católicos para su núcleo duro de colaboradores. Por ejemplo, al vicepresidente JD Vance, su secretario de Estado Marco Rubio, al ministro de Salud, Robert F. Kennedy Jr., y al responsable de las fronteras y de su programa de deportación masiva de migrantes, el expolicía Tom Homan. También, cinco días antes de Navidad, Donald Trump anunció que su embajador ante la Santa Sede será Brian Burch, presidente del lobby «Catholic Vote», quien en redes sociales se ha mostrado crítico con el Papa Francisco. «Brian ama a su Iglesia y a los Estados Unidos. Me representó muy bien durante las últimas elecciones, donde conseguí más votos católicos que ningún otro candidato presidencial de la historia» escribió Trump el pasado 20 de diciembre en su red social «Truth Social». Burch, de 49 años, tiene nueve hijos. Aunque en una ocasión habría acusado al Papa en Twitter de intentar complacer a los católicos progresistas, en su primera declaración como «embajador designado» se mostró mucho más cordial. «La Iglesia católica es la institución religiosa más grande e importante del mundo, y su relación con Estados Unidos es de vital importancia. Me comprometo a trabajar con los líderes del Vaticano y de la nueva Administración para promover la dignidad de todas las personas y el bien común», escribió. Cauto con las declaraciones de TrumpA ninguna de las dos partes interesa el conflicto. Por eso, en los últimos meses el Papa Francisco se ha mostrado muy cauto en sus declaraciones sobre Donald Trump. En septiembre, pocas semanas antes del voto le preguntaron si un votante católico debía apoyar a un candidato que quiere deportar a millones de emigrantes o a otra que promete medidas a favor del aborto. «Las dos posiciones están contra la vida, expulsar a migrantes y asesinar a niños», respondió entonces Francisco. «En moral política, en general, se dice que no votar es un mal. Se debe votar. Y se debe elegir el mal menor. ¿Quién es el mal menor, la señora o el señor? No lo sé. Que cada uno elija en conciencia. Yo no soy estadounidense y no votaré allí», dijo.El choque más serio se produjo en el lejano febrero de 2016, cuando en referencia a Trump, entonces candidato republicano, el Papa dijo que «una persona que piensa sólo en alzar muros y no puentes no es cristiana». «Que un líder religioso cuestione la fe de una persona es vergonzoso», le respondió Trump. «El Papa sólo escucha una parte de la historia, no vio el crimen, el tráfico de drogas y el negativo impacto económico que tienen las actuales políticas en EE.UU», añadió para justificarlo.Lo cierto es que en cualquier caso, la relación del Papa Francisco con Joe Biden no ha sido idílica. Durante el único encuentro que hasta ahora mantuvieron, en 2021, encontraron terreno común en cuestiones como las medidas contra la pobreza o el cambio climático. Lo tenían más difícil en temas como el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, y en parte también tras los atentados de Hamas contra Israel en octubre de 2023, Francisco no ha escondido su amargura porque desde Washington se han apoyado sólo salidas armadas de los conflictos, sin buscar alternativas.
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