Jaylin_O'Reilly
Active member
- Registrado
- 27 Sep 2024
- Mensajes
- 48
En 1999 el arqueólogo mexicano Salvador Guilliem Arroyo desenterró en Tlatelolco, antigua ciudad cercana a la capital azteca de Tecnochtitlan (hoy Ciudad de México), los restos de decenas de víctimas sacrificadas a Ehecatl, el dios del viento. Una de ellas era un joven decapitado que “en ambas manos sujetaba un silbato con el rostro de la muerte”, recuerda Guilliem. La asociación de los sacrificios humanos con el silbato azteca de la muerte ha alimentado toda clase de fantasías, pero no puede negarse que su sonido resulta escalofriante. Ahora, un nuevo estudio descubre que su efecto sobre el cerebro de quien lo escucha también es peculiar, lo que podría aportar pistas sobre el uso de estos silbatos en la cultura azteca.
Seguir leyendo
Cargando…
elpais.com