En el amplio casillero del debe del Gobierno con Andalucía hay que añadir el tercer carril de la autopista A-49. Como con el AVE a Huelva, que el ministro Puente consideraba «no compensa», al Gobierno le parece que no está justificada una obra prometida en 2008, y aduce que no se ha detectado un «incremento significativo» del tráfico en la autovía, según la respuesta parlamentaria remitida a la pregunta de la diputada de Vox Reyes Romero. Resulta curioso que una obra comprometida como necesaria en los presupuestos de 2009 siga en el limbo y cuestionada. Si ya entonces se reconocía su interés, qué ha cambiado. Si la conexión por tren con Huelva es un desastre y tardará en mejorar; si se trata de una vía internacional saturada, como lo demuestra el dispositivo de pivotes que coloca la DGT por sus atascos en verano reduciendo a un carril el sentido a Huelva; si los pueblos a uno y otro lado del trazado por ambas provincias han atraído más empresas en polígonos conectados a esta vía en los últimos años... ¿Qué ha cambiado?. Ha cambiado el Gobierno. Y este no es como los anteriores, que dejaron pasar los años sin iniciar el proyecto amparados en la paciencia de los andaluces, no. Este Gobierno se regodea en recordar que el Sur puede esperar y que las obras que demanda no son urgentes o necesarias. Y, como en este caso, te despacha el asunto con una estadística que debe tener más trampas que una encuesta del CIS. Ya nos ha pasado con los túneles de la SE-40, o con ese Metro que no podía cruzar bajo el centro de Sevilla porque se iba a derrumbar la Catedral. Nos toman por idiotas porque gestionan nuestra indolencia. El tercer carril de la A-49 puede parecer una obra menor, dedicada a evitar el cabreo de los veraneantes, pero es algo de mayor calado. Un atasco tiene trascendencia social y económica. Si se retrasa la solución, sus consecuencias se amplían. Si se añade a otros retrasos de infraestructuras –como el AVE o la SE-40–, están en juego años de progreso y desarrollo. El presidente Juanma Moreno anunciaba ayer en Huelva grandes objetivos de desarrollo industrial de la provincia, con proyectos mil millonarios en nuevas energías. ¿No justifica esto una autopista sin atascos ni baches? Esperemos que el ministro Puente rectifique con la A-49 como con el AVE, aunque ya sabemos por aquí que eso no es más que una estrategia para ganar tiempo. Hay otra autopista fundamental en la que el Gobierno nos regatea, la del transporte eléctrico. Si no hay mayor capacidad, los proyectos anunciados se retrasarán. Y todo eso sin contar con la amenaza de que las empresas promotoras desvíen sus inversiones a Portugal para evitar el 'impuestazo' de este Gobierno, que tanto recauda y promete y tan poco invierte en el Sur, sobre todo desde que dejó de ser socialista.
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