En un momento de la entrevista que realicé en Plasencia a la familia de Enrique Morente en las Navidades de 2021, le comenté a Soleá Morente (Madrid, 1985) que su padre, por desgracia, no había escuchado su primer disco, a diferencia del de su hermana Estrella . «¡Sí, sí!», reaccionó de inmediato la cantante, que explicó: «Grabé con él una serie de maquetas para el que iba a ser mi primer álbum, pero desafortunadamente murió en 2010 y no nos dio tiempo a terminarlo». «Estuvo muy involucrado», añadió su madre, la bailaora Aurora Carbonell , en presencia también de la abuela Rosario, bailaora igualmente en su juventud y fallecida el año pasado a los 92 años. Los siguientes cinco minutos de conversación transcurrieron así.—No entiendo. Publicó su debut en 2015, cinco años después de la muerte de su padre. ¿Tanto tiempo estuvo trabajando en él?—Soleá: ¡No, qué va! Estuve estudiando Filología Hispánica. Al licenciarme, no sabía qué camino tomar y él me dijo: «Bueno, selecciona varias canciones, nos bajamos al estudio. Si te molan, las públicas. Si no, pues para ti y tus amigas». Realmente ese es mi disco más importante, pero… mmmm… todavía no ha salido.Noticia Relacionada estandar Si Aparece una grabación inédita de Camarón: el último milagro del «dios» del flamenco Israel Viana—Estrella: Recuerdo perfectamente esas grabaciones, con mi padre haciéndole las palmas en las cumbias y la rumba 'La Chamelona' que le preparó. El día que vea la luz… ¡Buah! A mi hermana le pasó como a mí con 'Autorretrato' (EMI, 2012), que estábamos terminándolo cuando a mi padre le pasó lo que le pasó.—Pero usted lo publicó. ¿A qué está esperando, Soleá?—S.: Bueno… ya lo sé. Estoy en ello, pero… a ver. Siempre tiro para otros sitios, aunque mi proyecto principal siga siendo ese, lo que pasa es que me impone tanto y es tan sagrado para mí, que decidí evadirme un poco, tener primero una etapa de investigación y experimentación. Aún así, estoy trabajando en él y espero que salga.—E.: ¡Ay, qué notición!—¿Qué pasa?—E.: Que no lo sabía y me acaba de dar una alegría tremenda.—S.: Bueno, Estrella, la vida me ha llevado por otro camino y he ido casi a disco por año, pero este necesita su tiempo.Discos ProbeticosTres años después de aquella entrevista para ABC Cultural, el trabajo creado por Soleá junto a su padre poco antes de que este falleciera, se publica por fin este viernes bajo el título 'Mar en calma'. Un álbum terminado con la ayuda de Isidro Sanlúcar –hermano del guitarrista Manolo Sanlúcar– a partir de aquellas maquetas «muy minimalistas» que el autor de 'Omega' grabó junto a su hija en el estudio de su casa en el Albaicín de Granada. Sale, además, en Discos Probeticos, la pequeña discográfica que Enrique Morente creó en 1994 para transitar al margen de las multinacionales y que su familia relanza con este álbum, para dar cabida también a otras grabaciones inéditas del cantaor, como sus colaboraciones con el histórico batería de jazz Mach Roach.«Cuando terminé la selectividad, en mi casa todo el mundo se dedicaba a la música. A mí me tiraba, pero no me atrevía a decírselo a mi padre, me daba pudor, porque estaba rodeada de gente que cantaba muy bien. Un día me comentó: 'Sé que quieres cantar, pero te aconsejo que primero vayas a la universidad, te va a gustar. Cuando termines la carrera, hablamos'. Ahora soy filóloga gracias a él y le estaré eternamente agradecida. En septiembre de 2008, cuando aprobé la última asignatura, 'Hablas Andaluzas', llegué a casa con el certificado de las notas y él se emocionó mucho. Abrió una botella de champagne en la cocina y pensé que se iba a hacer el tonto, porque es un oficio muy dificil. Prefería que fuera profesora y ahora lo entiendo. Me quedé mirándole sin decir nada y él me soltó de repente: 'No me he olvidado, te voy a ayudar'», recuerda ahora Soleá Morente en el Ateneo de Madrid.Ella ha escogido el templo de la cultura madrileña, en pleno Barrio de las Letras, para nuestra entrevista, porque fue aquí donde Enrique Morente dio un concierto histórico en 1970. Tenía 25 años y hacía sólo tres que había publicado su primer trabajo, cuando se presentó en el emblemático edificio regentado antaño por Miguel de Unamuno, Emilia Pardo Bazán, Manuel Azaña y Clara Campoamor. Lo hizo para poner música, junto al guitarrista Manolo Sanlúcar, a una conferencia del poeta jerezano Manuel Ríos Ruiz sobre la ignorada relación entre el cante flamenco y la poesía. «Un pedazo de escándalo muy provechoso e inesperado a la causa del flamenco, pero la mar de emocionante y hermoso», lo califica José Luis Ortiz Nuevo en su reciente ensayo, 'Libro de Morente' (Athenaica, 2024), que estuvo en aquel certamen.«¡Flamenco en el Ateneo!»El cronista del acontecimiento que se celebró una tarde de febrero fue Carlos Rojas, crítico taurino del diario 'Informaciones', que escribió: «La sobriedad del Ateneo de Madrid no había conocido otra cosa igual en todos sus años de historia. ¡Flamenco en el Ateneo! Manuel Ríos ha demostrado que el flamenco no es juerga, que ciento cinco poetas han conseguido que el cante sea merecedor de otro trato». «A mi padre le encantaba venir a rodearse de libros –subraya Soleá–, sentía paz y tenía muchos amigos aquí. Alguna vez nos trajo a nosotros de pequeños… Tengo un recuerdo precioso de este lugar». La primera canción que seleccionaron aquella misma mañana en la cocina fue 'Palabras para Julia', de Mercedes Sosa, pero en la versión de Paco Ibañez. «Pocas veces he visto a mi padre llorar, pero en ese momento, mientras la escuchábamos allí juntos con mi madre, vi cómo se cogía la manga con la mano y se secaba una lágrima. Fue muy bonito. Cuando salí de casa, porque había quedado con mis amigas, para celebrar la licenciatura, con una emoción enorme», explica la hija mediana de Aurora y Enrique. A esta le siguieron el tema de Frank Sinatra 'I'm A Fool To Want You', inspirado en la interpretación de Billie Holiday –«mi padre tenía mucho interés en que Estrella o yo cantáramos un tema de ella con ritmo de soleá, la equiparaba a la Niña de los Peines»–; 'La Chamelona', del Pericón de Cádiz, y 'Sonhos', de Caetano Veloso, pero traducida del portugués por Fernando Trueba y con la colaboración del guitarrista Diego del Morao, entre otros. «¿Qué pasó poco después? Que mi padre se marchó y me ha costado mucho retomar el proyecto. Ni siquiera podía escuchar lo que grabamos… Era algo muy sagrado para mí. El desenlace de mi padre fue tan fuerte para mí que me quedé al borde del abismo y, en ese momento, se abrió ante mí la vía del pop, el rock, el indie y la psicodelia y decidí irme a ese territorio», reconoce Soleá. Los PlanetasEn primer lugar, se unió como cantante a Los Evangelistas, el grupo que formaron Jota, Florent y Eric Jiménez, de Los Planetas , y Antonio Arias, de Lagartija Nick , para preparar un disco de homenaje a su padre. En segundo, grabando su debut en solitario, 'Tendrá que haber un camino' (Sony, 2015), con la colaboración de algunos de estos músicos más la Estrella de David. «Por aquella época mi hermana me dijo que retomara las grabaciones de mi padre y le respondí: 'Pero si papá ya no está, ¿cómo lo voy a hacer?'. Insistió en que fuéramos a Sanlúcar de Barrameda a ver a Isidro, así que nos plantamos allí con un cedé y vi la emoción en sus ojos. 'Cómo no voy a hacer esto por las hijas de mi amigo', comentó».—¿Cómo fueron aquellas sesiones con su padre en 2008?—Lo primero que hizo fue buscar una tonalidad en la que yo me sintiera cómoda. Luego se sentaba en el piano e iba tocando acordes básicos sobre una nota pedal. Era una producción muy minimalista. Me decía que empezara a cantar sobre esos acordes, dejando que la inspiración entrara poco a poco, de una manera muy fácil. Conocía muy bien su oficio y sabía lo que se sentía estando en la cabina, por eso buscaba la intimidad, el silencio y la tranquilidad, para que no me pusiese nerviosa. Estábamos su técnico, él y yo solos. Y me animaba cuando no me salía bien.—Siendo su padre Enrique Morente, ¿nunca le preocupó estar más o menos apegada a la tradición flamenca?—No, al revés. El flamenco siempre ha sido el faro que me ha iluminado, la razón por la que me dedico a la música, pero pertenezco a una generación diferente y tengo una visión de la vida que me hace ir por caminos más experimentales. Y aunque nunca fui cantaora, el sonido flamenco siempre está ahí, como ocurre con 'Mar en Calma'. —Escuchando estas grabaciones tengo la sensación de que usted, aunque su padre siguiera vivo, habría tirado igualmente por este camino más alejado de la tradición flamenca, a diferencia de sus hermanos.—Sí, sí. Eso es algo que me cuestioné mucho al retomar este disco y llegué a la conclusión de que habría cogido el mismo camino hacia la investigación y la experimentación. —Lo vivió en casa, donde pasaron largas temporadas músicos que nada tenían que ver con el flamenco...—Así es. Por ejemplo, el batería de Sonic Youth, Steve Shelley, estuvo un mes viviendo en nuestra casa de Granada, ayudando a mi padre a grabar las baterías del tema 'Guern-Irak', del disco 'Pablo de Málaga' (Discos Probeticos, 2009). Poco después de morir, el guitarrista Thurston Moore, también de Sonic Youth, actuó en la sala Planta Baja. Fui a saludarle y se acordaba perfectamente de sus encuentros con nuestra familia. Es muy emocionante ver cómo la gente en diferentes partes del mundo y de diferentes músicas quieren a mi padre y lo que les influyó. Hace un mes fui al Auditorio Nacional a ver a Pat Metheny y pensaba que no se iba a acordar de mí, pero en cuanto me vio me dio un abrazo. Me dijo que tocar con mi padre había sido para él como tocar con Miles Davis.—Si él pudiera escuchar ahora el disco terminado, teniendo en cuenta que él empezó a crearlo contigo, ¿crees que le gustaría?—Uy, eso me lo he preguntado mucho, por supuesto. No sé lo que pensaría. Hombre, la verdad es que yo lo he hecho con mucho cariño. Hemos trabajado con mucha delicadeza en aquella idea que él y yo empezamos a trabajar en septiembre de 2008, dos años antes de que nos dejara, yo creo que eso lo valoraría mucho. Y estando en manos de Isidro, estoy seguro que él estaría muy tranquilo.
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