La conversión del agua en vino, los panes y los peces, lo de resucitar a Lázaro y juntar a todas las estrellas de Atresmedia en una escalinata a la vez son de mis milagros preferidos. Y es que el grupo de comunicación acaba de estrenar su spot navideño, y para rodarlo invitaron a un selecto grupo de periodistas (en su defecto los que estaban disponibles) para vivir desde dentro cómo es rodar un anuncio de estas características.
La sinopsis es la siguiente: un matrimonio se embarca en un empeño que ha roto parejas, provocado frustraciones y que fue el origen de la caída del Sacro Imperio Romano Germánico: buscar un local para celebrar la cena de Navidad. El caso es que se les va la mano invitando a gente y acaban todos siendo acogidos en Atresmedia, donde todos sus presentadores y colaboradores les reciben de buen grado.
La pieza reúne a más de 50 estrellas televisivas y radiofónicas del Grupo Atresmedia, que nos invitan a celebrar estas fiestas en Atresmedia, donde todos tienen cabida. "Bienvenidos a la Navidad de Atresmedia. Vengáis de donde vengáis y penséis como penséis, este es vuestro sitio", le dice Matías Prats a una miríada de gente que llega en tropel a la sede de Atresmedia en San Sebastián de los Reyes, a las afueras de Madrid.
Entre los figurantes hay de todo: una influencer, dos heavys más cariñosos que un oso amoroso, reguetoneros, modernitos, ancianos, jóvenes y gente de toda condición... incluidos los periodistas, que vamos a hacer de extras.
Nos citan una fría tarde de noviembre en la sede de Atresmedia. Acudimos con nuestras mejores galas invernales (o en su defecto, como veníamos del curro) y nos explican el concepto del anuncio. Lo primero que podemos ver es una escena en la que Esther Vaquero conduce un cochecito de golf en el que están Jalis de la Serna y Arturo Valls. Se rueda en las instalaciones de Atresmedia y se repite varias veces, para tomar varios planos. Más o menos 45 minutos para no más de segundo y medio en el spot final. Así es la tele.
Pasamos a la cafetería. Tres rostros de deportes son los protagonistas: Edu Pidal, Edu García y Rocío Martínez. La escena consiste en que dos de ellos están tras la barra, limpiando unas copas, y la tercera se acerca y les dice algo (va sin audio). Una cosa tan sencilla hay que repetirla también infinidad de veces. No porque se haga o salga mal, sino porque se ruedan distintos planos. Las copas quedan más limpias que el historial policial del niño Jesús.
Al final del spot (en su versión larga, porque hay de varias duraciones según dónde vaya a insertarse) se habrá podido ver a Carlos Alsina, Karlos Arguiñano, Alfonso Arús, Juanra Bonet, Rodrigo Blázquez, Roberto Brasero, Francisco Cacho, Jaime Cantizano, Mónica Carrillo, Alberto Chicote, Jokin Castellón, Jalis De La Serna, Jordi Évole, Antonio García Ferreras, Manel Fuentes, Nacho García, Edu García, Lorena García, Eva González, Himar González, Sandra Golpe, Susanna Griso, Joanna Ivars, Rafa Latorre, Roberto Leal, Iñaki López, Gema López, Mamen Mendizábal, Dani Mateo, Rocío Martínez, Pablo Motos, Laura Moure, Sonsoles Ónega, Cristina Pardo, Ana Pastor, Cristina Pedroche, Josep Pedrerol, Edu Pidal, Matías Prats, Julia Otero, Helena Resano, Nuria Roca, Cristina Saavedra, Sandra Sabatés, Manu Sánchez, Gloria Serra, Eva Soriano, Vicente Vallés, Miquel Valls, Arturo Valls, Esther Vaquero, Cristina Villanueva, José Yélamo, Jorge Fernández, Gonzo y El Gran Wyoming. Cuadrar las agendas de toda esa gente sí que tiene mérito y no lo de llegar a la Luna.
La campaña de Navidad es idea de la Dirección de Marketing Corporativo de Atresmedia, en colaboración con la agencia Sra. Rushmore y cuenta con la producción de Kiwi Films. La dirige un paciente Nacho Fernández, 'Gunther'.
Pero volvamos a nuestra participación. El trabajo principal en un rodaje es esperar. Y eso hacemos la mayor parte del tiempo: esperar. Bueno, y comer, porque hay catering allá donde vamos y no hay combinación más peligrosa que el aburrimiento y la comida. Es como meter dinamita y nitroglicerina en una lavadora centrifugando.
Vemos en la escalinata a una treintena de los rostros más famosos de Atresmedia, con Matías Prats como el líder de una élite vestida de traje. En el spot ellos reciben a la gente, así que ruedan decenas de escenas en las que hacen como que le dicen a alguien que se acerque, con una sonrisa como si se estuvieran acercando los Reyes Magos tirando caramelos. El director les anima y les da indicaciones: "Alegría contenida", les dice. Eso, tiene que parecer que están contentos, alegres de recibir a los espectadores, pero no con pinta de querer secuestrarlos.
Cae la noche. Es nuestro turno. La misión es infiltrarnos entre los figurantes que protagonizan el anuncio, como si fuéramos parte de la multitud que llega. La primera escena que grabamos consiste en poner cara de sorpresa, pues estamos llegando a Atresmedia y vemos a todos los presentadores. Hacemos varias tomas. Hay que repetir porque en las primeras ponemos cara de habernos encontrado a Putin besando a la paloma de la paz. "Sorpresa contenida", nos matizan. Búsquenme en el spot, calvo, con barba y cara de Señor Burns saliendo del bosque trayendo paz y amor.
Llega el momento cumbre: la multitud se abraza con los presentadores de Atresmedia. Rodamos una infinidad de veces el encuentro. La orden es que se junten los dos ejércitos y que cada uno se abrace a quien pueda. Éxtasis Teletubbie. Eso hacemos. Muchas veces. Pillo por banda a Jorge Fernández, de La Ruleta de la Suerte y le abrazo que ya quisiera mi madre. Pero la cámara se acerca. Los heavys de la figuración lo notan. Me arrebatan a Jorge y le abrazan ellos como si fuera Mick Jagger. Me cambio a Rodrigo Blázquez, presentador de La Sexta. Nos damos abrazos como si nos fuera la vida en ello. A este no me lo quitan los heavys.
Las escenas se repiten muchas veces. Sí, sé que lo he dicho, pero por enfatizar. Llega un momento en que me quedo sin famosos. Junto a mí están dos compañeros, David Saiz, director de Ecoteuve y Silvia Fernández, de El Publicista. Nos miramos. Nos abrazamos. Nos abrazamos tantas veces que a punto estamos de llamar a nuestras parejas para decirles que tenemos una trieja.
Llega la noche y todo se acaba. Aplauso generalizado y cada mochuelo a su olivo. Se comenta la jugada y solo queda esperar a que, como ha sucedido, salga el spot. Y ver cuánto y cómo hemos salido. Y sí, al final, cabíamos todos.
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