Análisis | Esta es la mejor adaptación de videojuego: la animación, la historia y la libertad creativa son claves

collin70

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Punto y final. Arcane ha terminado, concluyendo una aventura que se ha ido desgranando poco a poco a lo largo de dos temporadas magistrales, tanto narrativa como visualmente. Su cierre ha sido una tristeza para muchos fans, pero esta brevedad y concisión —inesperada, pues iba a durar inicialmente cinco temporadas— la ha convertido en una obra redonda que contiene todos los ingredientes para pasar a la historia como una de las mejores adaptaciones de videojuegos vistas hasta ahora.

El sábado 23 de noviembre, la guerra entre la próspera ciudad de Piltover y la subterránea y lúgubre Zaun dio a su fin con la emisión en Netflix del tercer y último acto de la segunda temporada. Y lo hizo tras 9 episodios nuevos llenos de acción y color en los que los bandos de algunos personajes cambiaron, así como sus motivaciones y sus destinos, que no sabían que estaban entrelazados de ese modo.

Todo esto llegó después de una primera parte, estrenada en 2021, que planteaba no solo esta pugna entre territorios, sino el dilema entre las hermanas Vi y Jinx, cuyo amor las unía y sus ideas las separaban. Eran las innegables protagonistas, a las que se sumaba Caitlyn, novia de Vi y, a la vez, una de las encargadas de dar caza a Jinx.

Está claro que la trama de Arcane no solo apostaba por los conflictos externos, sino también los internos. Y en esta segunda temporada había muchos más de ellos, como los de Mel y su madre Ambessa o los de la pareja de amigos inventores Jayce y Viktor.

Esta cantidad de ingredientes argumentales hace que esta serie de Netflix tenga un planteamiento muy adulto, con toques filosóficos y dilemas morales que se entrelazan con el maravilloso apartado artístico, por lo que es un 'disparo certero' a todos esos prejuicios hacia cualquier obra animada que hace que muchos se pierdan una historia excepcional con el argumento de "es que son dibujitos".

Este mismo razonamiento es recurrente también contra los videojuegos, mas no es algo que el gamer habitual esgrima, por lo que Arcane tiene ganada a la mayoría de su público objetivo. Pero, juicios aparte, era evidente que no podían lograrlo sin una producción de calidad.

Es indiscutible que Riot Games lo ha conseguido con esta adaptación de su juego online gratuito League of Legends y se ha ganado las cinco estrellas, o una puntuación que se acerca casi a la perfección gracias a su historia, y también a su arte. Habrá que esperar al 12 de diciembre para saber si, como gran parte de los espectadores, también la crítica está de acuerdo y gana el premio a Mejor Adaptación en los prestigiosos galardones de videojuegos The Game Awards a los que está nominada.

Éxito, ¿a cualquier precio?​


Color, fluidez y originalidad son las características de la 'bomba' más potente de Arcane que la hace destacar por encima de las demás: su animación. El trabajo del estudio Fortiche Production ha conseguido trasladar de forma magistral el mundo de Runeterra a la serie, respetando fielmente los personajes y escenarios y dotándolos de una vida y complejidad fácilmente disfrutable tanto por fans del juego como por recién llegados.

El cariño y la dedicación puestos en el proyecto rezuma por todas partes y se traduce en el resultado final. No en vano, la primera temporada arrasó en Netflix y se convirtió en la primera producción streaming en ganar el Emmy a Mejor Serie Animada.

Este éxito abrió a Riot Games al mercado de las producciones audiovisuales, oportunidad que no van a dejar escapar, aunque no será con Arcane, que ha terminado con su segunda temporada. Y el motivo de esta decisión es que el honor de ser la mejor adaptación de videojuegos de la historia, o acercarse a serlo, no es casualidad, sino que va de la mano con ser la serie animada más cara de todos los tiempos.

A pesar de que la idea inicial era que la ficción protagonizada por Jinx y Vi tuviera cinco temporadas, Netflix decidió reducirla a dos temporadas por su coste total, que ha llegado hasta los 250 millones de dólares, a los que hay que sumar otros 60 millones en publicidad. Y esta decisión contó con la aprobación de Riot Games, pues ellos fueron los que tuvieron que invertir la mayoría de este dinero.

Los motivos de esta elevada factura son varios, desde contratos millonarios con los cineastas Anthony y Joe Russo que no salieron adelante, pero sí costaron dinero, a propuestas de producción de múltiples proyectos audiovisuales alrededor del universo de League of Legends, aunque finalmente esta promesa solo se tradujo en Arcane.

El guion y la animación de esta serie también tuvo que ver en este presupuesto, aunque se tradujo en un resultado óptimo, mientras que otras decisiones económicas solo la afectaron negativamente y terminaron recortando tres temporadas. Se desconoce cómo habría sido la historia con cinco partes, pero lo que sí se puede valorar es esta serie de dos temporadas que brilla en cada trama, personaje, escenario, efecto especial, pelea, canción de su banda sonora e incluso en cada píxel. Así que, quizá, el refrán de "lo bueno, si breve, dos veces bueno" sea perfecto para Arcane y la acerque aún más al título de la mejor adaptación.

Libres para crear​


Evidentemente, este gran honor es muy subjetivo y recae en las preferencias de cada espectador: los hay que se decanten más por una producción de imagen real o un argumento más realista; o quizá la balanza se inclina más hacia la adaptación de una historia que nos conquistó de niños cuando era videojuego. Hay muchos elementos a valorar, pero es obvio que la serie de Riot Games ocupa los primeros puestos del podio. La animación, la música o el carisma de los personajes la pueden hacer llegar a ocupar el trono, pero hay otro detalle a tener en cuenta: la libertad creativa que hace que la ficción sea un todo y funcione al margen del juego.

League of Legends es un videojuego multijugador de arena de batalla online, conocido como MOBA por sus siglas en inglés. De hecho, aunque no es el primero, sí es el MOBA por excelencia, hasta el punto de que títulos posteriores son catalogados en ocasiones como "juegos estilo League of Legends".

Son muchos los triunfos de este título: en 2024, la cifra de jugadores totales registrados es de 180 millones, con picos de más de 32 millones de usuarios diarios; y su mundial, llamado comúnmente Worlds, es el campeonato de eSports más seguido y League of Legends es el eSport más popular de todos.

Riot Games también ha lanzado múltiples títulos spin-off en consolas y móviles, como Ruined King, Hextech Mayhem, The Mageseeker, Convergence, Song of Nunu o Bandle Tale, entre otros. Precisamente, estos juegos exploran las historias de algunos personajes de League of Legends, llamados Campeones, a través de otros géneros como la acción, el rol, el metroidvania, las plataformas o los juegos de ritmo. Pero, aunque diferentes, todos ellos cuentan con el mismo beneficio que Arcane: la libertad creativa.

League of Legends es un juego de estrategia en tiempo real en el que distintos usuarios online forman un equipo de 5 controlando individualmente a un Campeón, que puede ser Asesino, Luchador, Mago, Tirador, Apoyo o Tanque, cada uno con sus distintas características que van desde la curación a soportar los ataques enemigos, pasando por combatir cuerpo a cuerpo o a larga distancia. El objetivo principal es destruir la base de la formación rival, eliminando por el camino a cuantos personajes enemigos se pueda.

El MOBA combina estrategia y acción, así como el trabajo en equipo. Pero no es un juego RPG ni una aventura con largas cinemáticas, por lo que el argumento de este título no es su principal característica. Es cierto que cada uno de los Campeones de League of Legends es especial y tiene su pasado muy bien desarrollado, así como sus vínculos con otros personajes.

Por ello, la locura de Jinx no es nueva, ni su relación con Vi; tampoco el amor entre esta última y Caitlyn, que es algo que los fans pedían mucho. Pero lo que sí es prácticamente cosecha de Arcane es la forma de contarlo, lo cual facilita el guion.

Christian Linke y Alex Yee son los creadores de la serie, pero antes ya trabajaban como diseñadores creativos en Riot Game. De hecho, Yee fue el encargado de la historia de Campeones como Caitlyn o Viktor, entre otros. Por ello, no solo conocían el universo en el que estaban trabajando, sino que el salto a lo audiovisual les permitía ampliar una narrativa que ya habían construido y cocinarla a fuego lento para ofrecer al espectador un relato tan interesante como consistente.

League of Legends permite combatir con personajes muy carismáticos y conocer pinceladas de su trasfondo; y Arcane logra dar vida de otro modo a estos luchadores y ampliar su historia para un público aún mayor. Invirtiendo el orden, la serie presenta un gran argumento con grandes protagonistas; y el juego hace que los espectadores puedan controlar a esos Campeones que ya les conquistaron en Netflix. De un modo u otro, la sinergia perfecta.

Otro buen ejemplo de adaptación de videojuegos es The Last of Us, gran serie basada en un gran juego muy narrativo, por lo que esto facilitó que se llevara a la pequeña pantalla sin perder un ápice de fidelidad. El ejemplo de League of Legends es más similar al de Fallout, serie de Prime Video que tomó prestado el mundo postapocalíptico del juego de rol y acción de Bethesda para crear una historia con sus propios personajes y sus propios conflictos, por lo que, gracias a esta libertad creativa, pudieron encajar las tramas mucho mejor en los distintos capítulos.

Precisamente, estos dos ejemplos podrían ocupar el anteriormente mencionado podio, pero también hay otros que claramente no se acercan, como la película basada en Borderlands que crítica y público no han valorado muy positivamente, aunque también utiliza cierta libertad creativa. Y hay otro buen número de casos similares, como Street Fighter: La última batalla (1994), DOA: Dead or Alive (2006) o Rampage (2018), largometrajes que partían de pinceladas de historia y que la ampliaron de forma cuestionable. Aunque, de nuevo, esto es siempre subjetivo.

Muchos espectadores pensarán "las adaptaciones de Sonic, Super Mario y Pokémon no me gustaron". Pero esto no las hace malas. Solo hay que analizar un poco la estructura de estos tres filmes para ver que, aunque distan mucho de la calidad narrativa de Arcane, The Last of Us o Fallout, sí cumplen en tanto en cuanto van directos a su público objetivo: los niños y adolescentes que pueden convertirse en nuevos jugadores.

Aunque los adultos que crecieron con estos clásicos pudieron disfrutar con el sinfín de referencias al Reino Champiñón o la cantidad de monstruos de bolsillo que aparecían, no eran ellos el target al que iban dirigidas estas películas. Por ello, siendo estas evidentemente más comerciales, el éxito radica en que Sonic está a punto de estrenar su tercera entrega y Super Mario tendrá una secuela.

Quizá ninguna de ellas se siente en el trono junto a Jinx y Vi —tanta gente en una misma silla va a estar apretada—, pero la gran cantidad de adaptaciones, cifra que ha crecido exponencialmente en los últimos años, es una buena noticia: aunque audiovisualmente, los videojuegos están llegando a más gente y puede hacer abrir los ojos a mucha gente, que en pleno 2024 está descubriendo la gran cantidad de grandes historias que se está perdiendo por sus prejuicios.

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