Algunas palabras sobre 'Por encima de la ciudad, por debajo de las estrellas'

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27 Sep 2024
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Barry es un negro de Manchester. Barry va a acabar en Hollywood escribiendo bandas sonoras que le harán ganar millones. O no, pero ahí estará, cerca de los ángeles falsos del celuloide. Entre medio, qué decir, Barry pasará las mejores décadas de la historia entre la oscuridad y la lucidez, entre el buitre y la aguja, semilla y Madchester. Va a ser un viaje interesante. Para ustedes, lectores, para mí, que llevo con mano ligera y libertaria las habitaciones de este Motel Margot. POR ENCIMA DE LA CIUDAD, POR DEBAJO DE LAS ESTRELLAS editado por LIBURUAK.

Cuando su hermana cumple 21 años se lanza a interpretar Do the funky chicken de Rufus T. Thomas. Ya está en su vida el blues y el soul. Cuando llegue el pantano y las semillas lo demostrará. Pero no sabe nada de la revuelta punk que está cerca, ni del glam comienza a encoger las calles, ni, claro, del éxtasis de Madchester. No sabe nada, claro, de la fiesta de cumpleaños donde crece el futuro de la muerte y la poesía. Ya llegará, ya encontrará chuta y The Factory. Vamos deprisa porque es época de anfetaminas.

Como cualquiera en esa época, como los otros compañeros de correrías de Cave (que van de Inglaterra a Alemania pasando, claro por Australia), aunque no nos centremos en el foco, el segundo amor es el más importante. Tendrá un tocadiscos a plazos, buscará en lo narcótico del jazz una manera de escapar del dolor, un riff de vientos lo llevará a la UNA NORTEAMÉRICA IMAGINARIA. El mismo viaje, el de Tupelo y Nueva Orleans, con The Tubby Hayes Quintet. Estamos a finales de los sesenta y no hay ilusión: James Brown con Bootsy Collins al bajo. ¿Qué prefieres, el United o el City? Avanzamos en los setenta, el Cosmic Dancer de T. Rex, Bolan y su amigo, el percusionista de los bongos. Barry sabe que tras el funk llegará el glam y a todos les llegará su momento con el pintalabios y la coca. Imagina al tipo que produjo el Berlin de Lou Reed pasando, como un sacerdote, las manos por encima de los discos de importación: Bob Ezrin y Alice Cooper y Pink Floyd. Barry está en Manchester en uno de los últimos directos de David Bowie como Ziggy Stardust.

En la escuela de artes, el dibujo y las colas para ver a los decadentes Led Zeppelin. Como Kid Congo Powers es Barry antes fan, redactor en revistas, fanzines, seguidor antes que músicos. Luego, claro, aprovecha el punk para que nadie le eche en cara su falta de habilidad. Los músicos del primer punk fueron aprendiendo a lo largo de su carrera: instinto y pasión. Mucho gusto, claro, pasar de Sex Pistols a las orquestas de las bandas sonoras. Diseño gráfico, tiene dieciocho años y, después del extraterrestre ha llegado el Duque Blanco con el cerebro como un queso de plástico, el Duque se alimenta de pimientos, cocaína y platillos de leche. Junto a Iggy Pop camina por Valencia en 1976 y Barry, Barry solamente puede soñar con ellos. Un año para que todo explote.


Los Sex Pistols en Manchester. Ahí estarán Joy Division, Tony Wilson, Pete Selley, Devoto… y el cartero. Tú me entiendes. Ya están los primeros críos subidos al caballo. La anarquía inunda el país, jubileo, las nuevas rosas, The Dammed y, por supuesto, la rabia blanca. Están The Clash y los ritmos son cada vez más vampíricos, sonido vudú, paganismo… pero aún hay tiempo para que en los garitos suene Leader of the pack de las Sangri-Las.

El primer EP de los Buzzcocks con Howard Devoto trasegando Samuel Beckett y la guitarra de Pete Selley. Dos y Dios, un verano escuchando el bajo salvaje de Black is black de Los Bravos. Primer contacto será con un bajo de dos cuerdas, no hay mejor definición. Estamos en el amor de clase obrera de primera generación.


Apresado por la euforia de la juventud y las vitaminas de farmacia, el tabaco entre dedos extraños, el humo, las notas hipnóticas, el ritmo de la Motown: «Sé distinto, sé tú mismo», una versión de Captain Beefheart: «I love you, you Big Dummy». Y hace su aparición el mítico Tony Wilson y, también, Mick Jones de The Clash. Y suena, una y otra vez a lo largo del disco, “The idiot” de Iggy Pop. Y Barry, entonces, no sabe que acarbará tocando con la iguana.


En la estación de tren, en el amanecer de los que miran pasar los trenes, llega el primer sencillo. Es 1977. Y luego será 1978 y ya no habrá punk, será todo post-punk y quedará Londres, a punto de arder, donde Roxy Music mirará al mundo desde su elegancia, desde su propio Avalón. Y allí, allí estará Barry, con los Magazine. Escribiendo canciones, tiene veinte años y líneas de bajo por interpretar. Es la vida real. Es septiembre de 1978. Yo tengo un mes y Barry está en Berlín, junto al Muro, haciendo de telonero de Patti Smith.


Funkadelic y The Krafwert. El segundo LP, otra vez The Idiot de Iggy Pop. Polaroid. En febrero de 1979 llegan a Nueva York. La humedad, las ratas gigantes, el bajo de Good times mutado en Rappers Delight, un sórdido cine porno, Taxi Driver. Barry, ¿has estado en todos los sitios? Lou, Andy y los Quaaludes. Cocaína en vena. El uso correcto del jabón. Un funky perdido, con versiones de las bandas más ácidas, hoy Sly&The Family Stones. El Buitre, ahí, donde están el pájaro, Miles y Coltrane. Es el momento de aterrizar en Australia. El chico de la habitación de al lado se ha convertido en el primer monstruo.

¿Recuerdas el sudor de Ian Curtis sobre el escenario de The Factory? ¿Recuerdas A certain radio sobre las tablas? ¿y a Vini Reilly solo, sin público, mientras Tony Wilson asegura que es un genio?​


Acabo de escuchar el futuro, dice Barry, después de salir del local de ensayo de The Birthday Party. Manchester, Nick, somos Magazine, necesitamos a Martin Hannet. Es el verano de 1981. Ayer y hoy, todo mezclado. Melbourne y, por la tele, los antidisturbios en las calles de Inglaterra. Como si sonaran Undertones, como si fueran los ‘Troubles’. Londonderry para ti, chaval. .


El bajo de Tina Weymouth de los Talking Heads en sus discos claves, ‘Fear the music’ y ‘Remain the light’. Londres es una ciudad pequeña y oscura. En ella Nick Cave lo lleva a conocer a Lydia Lunch. Cristales sobre chutas, ella es la reina. Entre la canción de Talking Heads, Cities y los libros de Hubert Selby Jr, lee Última salida para Brooklyn. El 27 de mayo el futuro es pasado y los Magazine se disuelven con un frío y soviético contrato


Es tiempo de integrarse en los Birthday Party. Su bajista original ha sido detenido. Los cuatro, Rowland S. Howard, Mick Harvey, Nick Cave y Phil Calvert, son altos gigantes, abonados a las agujas y que sienten la necesidad de «Hundirse hasta el cuello en la nieve británica de 1982». El pobre Rowland pierde, se pierde, busca el consuelo revisando a Nancy Sinatra con Lydia Lunch. Se deja un bigotillo para tocar Some velvet morning.


Todos escuchan una y otra vez el Harlem de Suicide. Barry se lo hace con una bella neozelandesa que es su camello. Ojo, que Barry graba el bajo real en el éxito de Visage, en Fade to grey. Me pregunto cuanto caballo se ha podido montar con los derechos de ejecución de los millones de sencillos vendidos. La heroína y el buitre acompañan el comienzo de los ochenta.


Pete Shelley
, el gemelo desaparecido de Devoto quiere hacer su propio material en solitario. Sexo gay y farras en la casa de Tony Wilson. La canción se llama Telephone Operator. No te han invitado, Barry. Tienes el olor de cientos de fiestas en las entrañas. Nace su hija. Pero él sigue encerrado en un triángulo de sonido: The Cramps, Suicide y John Coltrane. Manchester y Londres. Nick Cave en Portobello Road.

¿Quieres venir a Berlín? Grabaremos junto al Muro. Estará Flood, estará el chico del flequillo y los bidones, ¿Sabes de quién te hablo? Blixa Bargeld, chatarra, taladros, música de derviches. «Saint Huck», el negro malo y el ciego al palo. Casado y con una hija y miembro de los primeros Bad Seeds. Películas de Jacques Tati.

 

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