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Alejandro Ciriza Istúriz
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Agobiado durante el verano, hasta cierto punto harto de tanto jugar, de tanta expectativa y de tanta emoción acumulada a lo largo de un año a flor de piel, Carlos Alcaraz celebra el giro efectuado de agosto aquí, simbolizado por un nexo: Gael Monfils. Ante el francés sufrió uno de los días más agrios de su corta carrera, en Cincinanti; entonces cayó, asestó cuatro estacazos contra el asfalto por la impotencia y dejó una fea imagen que contrasta con la de la actualidad, brazos en alto, sonriente y clasificado para los cuartos de final del Masters 1000 de Shanghái. Superado ahora el galo por 6-4 y 7-5, en 1h 27m, el número dos del mundo encara hoy (no antes de las 12.30, Movistar+) al checo Tomas Machac y prorroga las buenas sensaciones que ha ido adquiriendo desde que volviera a la actividad, a mediados de septiembre. Sorteados los nubarrones del verano, vuelve a disfrutar, dice.
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WIMBLEDON, SIN JUECES DE LÍNEA DESPUÉS DE 147 AÑOS
Reticente siempre a cambios, aunque cada vez menos y respetando siempre su espíritu original, Wimbledon anunció el miércoles una doble novedad de cara a la próxima edición, la 138ª. Por primera vez en 147 años de torneo, nacido en 1877, no habrá jueces de línea en los partidos del grande británico.
Se impondrá, por tanto, el uso de la tecnología —canto de línea electrónico en vivo—; es decir, el Ojo de Halcón para las revisiones. Cuando la bola bote fuera, no sonará la voz humana sino la máquina. Desde la pandemia del coronaviruras, la gran mayoría de los torneos han adoptado ya este sistema, que implica la desaparición de hasta 300 jueces de línea.
Por otra parte, la organización también anunció una modificación en los horarios de las finales individuales. En vez de ser a las 15.00, hora española, tanto la masculina como la femenina serán programadas a las 17.00.
Alcaraz reencuentra la libertad: “Ahora no tengo miedo a fallar”
El número dos, que encara a Machac en los cuartos y enlaza 12 triunfos desde que cayera en Nueva York, recupera el brío mental y tenístico tras la crisis veraniega
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