Ai Weiwei: «Soy más un perdedor que un soñador»

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Primera hora de la mañana del día que Ai Weiwei inaugura en el MUSAC de León 'Don Quixote', la muestra que recoge de una manera más amplia hasta la fecha sus trabajos con las piezas de Lego (unas 20 de 60), a lo que se suman otros trabajos de los últimos 20 años (lleva doce viviendo en el exilio en Portugal y cada vez es más consciente de que no verá morir a su madre, que aún vive) y su labor en vídeo, la que ofrece su faceta más activista.Weiwei se muestra taciturno. No es hombre de muchas palabras, me dicen, sino más bien de expresarse por escrito: en redes, en su blog en el pasado, que en buena parte firmaron su persecución y arresto en 2011. En estos ámbitos virtuales sí se expresa con vehemencia. Ahora, responde lento, cuidando las palabras. Noticias Relacionadas estandar Si Ai Weiwei: «No son tiempos fáciles para el arte» Natividad Pulido estandar No El arte vanguardista y el activismo político del artista chino Ai Weiwei llega al MUSAC J. J. PorrasCuando en la rueda de prensa, más tarde, le interroguen sobre los activistas medioambientales o las personas que atentan contra el arte – él lo ha vivido recientemente en su exposición en Bolonia – o sobre el derecho de tibetanos a defender su identidad (el suyo propio a fotografiarse con Puigdemont), responderá dando una de cal y otra de arena: «Moralmente, es una actitud entendible —dice sobre lo primero– porque estas personas ven que los medios son indiferentes a sus demandas. Pero creo que no podemos exigir protección destruyendo algo, porque en sí mismo es una contradicción: quien destruye no puede proteger». Con respecto a lo segundo, añadirá: «Creo firmemente en el derecho de todas las personas a expresarse o a identificarse como ellos quieran. En Cataluña, en California, en Canadá, en Gaza, en Ucrania... Es necesario el debate político. No se puede obligar a las personas a que dejen de decir lo que piensan o de expresar sus derechos… Siempre que lo hagan dentro de los marcos legales vigentes». Por cierto: olvidó mencionar expresamente a los tibetanos de la pregunta...Romper el hieloTenemos 20 minutos para entrevistarlo. Intento romper el hielo diciéndole que es la tercera vez que coincidimos. La primera, cuando le entrevisté, hace muchos años, cuando expuso en IvoryPress en Madrid.–Mucho tiempo, sí...Entonces su nombre se asociaba a los Juegos Olímpicos de Pekín y al diseño del estadio olímpico. Acabó partiendo peras con el gobierno chino porque consideró esos juegos propaganda política del régimen.La segunda, el día que le detuvieron: yo también estaba ese día en el aeropuerto de Pekín, ajeno a lo sucedido. Mi primera pregunta tiene que ver con esto último.—¿Hay un Ai Wewei anterior y posterior a esa detención y el tiempo que estuvo en prisión? —En realidad yo no veo una distinción clara entre esos dos momentos, dado que fui arrestado por ser tan activo en redes sociales. Yo criticaba abiertamente las políticas de China. Después de aquello, he seguido haciéndolo. Sigo siendo el mismo. La única diferencia quizás es que tras cuatro años de arresto domiciliario, conseguí que me devolvieran el pasaporte. Desde ese momento he sido más activo en el escenario internacional de lo que podía serlo en China.—De forma que no considera ese sea uno de los acontecimientos más destacados de su trayectoria aunque sí lo sea para nosotros como espectadores.—Para mí, el más relevante, si echo la vista atrás, es antes de tomar conciencia de que me iba a dedicar al arte. En ese tiempo estaba con mi padre, vivía su exilio. De forma que mi historia comenzó muy pronto. Mi padre era poeta, había estudiado en París, pero cuando le obligaron a exiliarse yo crecí junto a él en áreas muy remotas. Un auténtico agujero negro. Ese sí que fue un punto de partida y uno de los momentos más relevantes para mí. A mí se me arrestó de una manera muy extraña. Un Estado no debería practicar el secuestro con sus ciudadanos. A un estado le compete cumplir la ley, obedecer la ley. Fue algo sorprendente que lo hicieran así. Pero rápidamente me di cuenta de por qué.Flexible como el bambú. De arriba abajo, los trabajos monumentales de este autor con este material incluidos en la cita: 'Life Cycle' y 'Yuyi''; 'Iluminación', con piezas Lego; y 'La commedia umana', 16 metros de chandelier en cristal de Murano ABC—Esta exposición en España se titula 'Don Quixote'. Eso son palabras mayores. Siempre dice que tiene que tener una relación especial con aquello sobre lo que trabaja. Don Quijote fue un soñador pero también un perdedor. ¿Lo es usted?—Yo soy menos soñador que perdedor. Soy más perdedor.—¿Qué le vincula a Don Quijote?—Mi padre era escritor. Así que tenía una biblioteca magnífica. Le hablo de hace mucho tiempo, al principio. Yo no leía mucho, pero sí me interesaba por las imágenes de esos volúmenes. Y las del Quijote eran realmente fascinantes, con un hombre muy delgado y alto como hechizado y sobre un caballo. Tratando de luchar contra enemigos imaginarios. Su historia era rica y vistosa… —Se dice que este es uno de sus proyectos expositivos más ambiciosos hasta la fecha. Pero estamos en León, una ciudad modesta. ¿Por qué le dice que sí a algo así?—Porque conozco bien al comisario, que hacía buenos proyectos en un pequeño espacio en Hong Kong hace muchos años. Era como 2010. Un lugar mucho más pequeño que la habitación en la que nos encontramos ahora. Allí expuse, por ejemplo, junto a Vito Acconci, un gran artista. Así que cuando ese mismo director se acercó a mí y me dijo que quería hacer un proyecto, no me pude negar. No puedes decirle que no a un amigo. —Y luego conoció el MUSAC.—Visité en museo, y descubrí que este es un espacio muy bello y muy genuino. No es fácil ver sitios como este de manera frecuente. Así que pensé que muchos de mis trabajos de gran escala podían encajar bien aquí. Porque, la mayoría de las veces, los puedo enseñar en un sitio y solo en una ocasión. No hay manera de verlos en conjunto. «Los derechos siempre tienen límites. Y es por eso tenemos que defenderlos. Incluso la libertad de expresión los tiene. Por eso demandamos libertad de expresión. No es nuestro trabajo limitarla. Ya otros lo harán por nosotros»Es lo que hacemos aquí: muchas obras nuevas porque no se han visto nunca en un museo. Y también obras dedicadas a la cultura española. Seguro que muchas obras que no volverán a verse juntas en mucho tiempo. No llamará al resultado retrospectiva porque mi trayectoria es muy amplia, grande en números. Per sí que cubre muchos de mis intereses. —Quizás pocos sepan que comenzó como pintor, pero que renunció a la pintura. Aquí se incide mucho en su trabajo como documentalista, que es quizás el que mejor refleja su labor como activista. ¿Se siente mejor con unas técnicas que con otras?—Soy 'artista' en términos 'artesanales'. Me refiero a que trabajo mucho con y desde tradiciones más artesanales como las de la porcelana o la ebanistería. Pero aquí, por ejemplo, mayoritariamente uso los ladrillos de juguete, los Lego o Wama chinos. Son divertidos y fáciles de usar. Y desde estas técnicas puedo desarrollar muchas de mis ideas. Y poner en relación el arte, la situación política y mi propio estatus actual. —Ya que las menciona, le pregunta por esas obras con Legos. Porque a mí me recuerdan a píxeles en una imagen. Otra forma de pintar. También a las nubes de twits que se generan en la red. Y hasta pequeñas unidades como las ya famosas pipas de girasol de antiguas instalaciones…—Dejé de pintar en los noventa, en el siglo pasado. No me gustaba pintar. No me gusta el olor de la pintura, los brochazos. No me gusta esa idea de firma personal, nunca me interesó. Me interesan más las ideas, los conceptos. Por eso dejé de pintar. Y no encontraba un medio en el que me sintiera realmente cómodo. Hasta 2014, cuando prepraraba una exposición en San Francisco en lo que fuera la antigua cárcel federal de Alcatraz, en un momento además en el que no podía viajar. —¿Y qué hizo?—Tenía que diseñar una gran exhibición. Y una exhibición relacionada con la libertad de expresión. Lego me ayudó a hacer el trabajo. Porque yo no podía producir grandes piezas en China para ser enviadas a Estados Unidos, pero sí que podía diseñarlas, dejar unas instrucciones para que cualquiera allí pudiera desarrollarlas. Así empecé a usar Lego. Y funcionó. Construí la efigie de 176 presos políticos de todo el mundo. Y la cita se convirtió en un éxito rotundo. —Con esa misma técnica ha creado dos nuevas obras inspiradas en Goya y Picasso. Los otros dos links con la cultura española de los que hablaba antes.—Para estas piezas y para muchas otras de la Historia del Arte, lo que las motivó en su momento no se puede cuestionar. Lo sencillo es hacer un comentario de lo que ya pasó. Pero es más divertido dotarles de una nueva energía, conectarlas con el presente.En serie. De arriba abajo, la instalación 'F Grass', frente a los grabados de 'Estudio de perspectiva'; los cascos de 'German Combat Helmets' y 'Don Quixote', obra seriada de cien ejemplares que servirá para sufragar parte de los gastos de la muestra ABC—Es otra manera de actualizar el 'ready made'. Usted es un gran admirador de Duchamp. —Para mí, Duchamp fue un hombre inteligentísimo. Liberó el arte de cierta mirada antigua y poética. Y se centró más en el concepto. Por eso me gusta tanto.—¿Es usted el Duchamp del siglo XXI?—No es mi intención, pero sí que sigo algunos de sus preceptos. La gente suele decir que Duchamp se alegraría de ver lo que hago. —De alguna manera, el recorrido acaba con 'La commedia umana', una enorme instalación en forma de 'chandelier' que hace alusión a la libertad de expresión. ¿Tiene límites la libertad de expresión? —Los derechos siempre tienen límites. Y es por eso por lo que tenemos que defenderlos. Incluso la libertad de expresión tiene sus límites. Por eso demandamos libertad de expresión. No es nuestro trabajo limitarla. Ya otros lo harán por nosotros. —¿Es usted un activista que hace arte o un artista que hace activismo?—En China no existe ni siquiera la posibilidad de diferenciar entre artista y activista. Y como ser humano, desde luego, todo ser humano es un activista. A ti te toca decidir en todo momento, desde tu concernimiento sobre moral, estética o incluso filosofía, a cada rato. Cada acto obliga a tomar una decisión en esos términos. Algunas son más conscientes. Otras, menos. Cualquier niño es un ser creativo. Solo a través de la educación se convierten en 'artistas'. Por ello no creo que debamos separar nuestra dimensión artística de la activista.—Eso se relaciona con mi siguiente pregunta: No sé si usted es un disidente por imposición o tan solo hace lo que cree que es correcto: no sabe actuar de otra manera.—Creo que cualquier intelectual independiente, pensador o artista, es un disidente. De cualquier otra manera, no estaría haciendo bien su trabajo. Y ese trabajo es todo lo que tú tienes para aportar a los demás. Tu idea, pues, no puede ser una idea 'mainstream'.«Me siento un exiliado. Y desde que nací en mi propio país. Mis condiciones vitales han sido las de un refugiado. Eso es lo que soy»—¿Cualquier artista es un disidente, incluidos los que pintan flores y bodegones?—Dependerá de la conciencia con que lo hagan. Si ellos no tuvieron nunca un concepto, una idea más allá de la flor, no tengo muy claro para qué las pintan. Las flores estarán siempre ahí. Y generalmente suelen ser más bonitas que lo que se pueda pintar sobre ellas. —Ahora vive en Portugal, lleva años allí. ¿Se siente un refugiado? ¿Y cómo influye esa condición de refugiado en lo que hace?—Me siento exiliado. Y desde que nací en mi propio país. Mis condiciones vitales han sido las de un refugiado. Eso es lo que soy.—El lenguaje, los juegos de palabras siempre han sido muy importantes en su quehacer. El poder de la palabra. ¿Cuál es la lengua materna de un exiliado?—El inglés no es mi lengua materna… Este es el gran problema de los exiliados: nunca regresarás a tu patria. Y lo más importante: no puedes volver a usar tu lengua materna. Así que tu capacidad para expresarte está siempre muy limitada. Eso reduce tu capacidad para pensar o expresarte. La pérdida es irreparable. Y no puedes hacer nada al respecto.arte_abc_0724—¿No sueña al menos en su lengua materna?—Olvido todos mis sueños.—¿Todos?—Todos.—No me lo creo.—No tiene por qué hacerlo.—El regreso de Donald Trump, el cambio climático, las guerras de Ucrania y Gaza… ¿Es usted optimista con respecto al futuro?—¿Por qué pone todas esas cosas juntas? Me está condicionando…—Veamos ahora: ¿Es usted optimista con respecto al futuro?—No soy ni optimista ni pesimista. No me queda otra que lidiar con la realidad. Pero nunca he pensado que lo que está por venir tenga que ser mejor. Croe que todo depende de nuestras propias condiciones. —Quizás el tiempo le ha enseñado a ser más pragmático que optimista. —Nunca soy optimista. Pero sí que tengo una actitud positiva ante la vida, sobre la humanidad.—¿En qué trabaja ahora?—Ahora mismo estoy haciendo esta entrevista con usted.—Cierto. ¿Qué hace cuando vuelve a su estudio?—Mi estudio está vacío ahora. No tengo mucho que hacer allí. —Quizás sea más tiempo de pensar que de trabajar. —Es tiempo de perder el tiempo.Ai Weiwei 'Don Quixote'. MUSAC. León. Avenida de los Reyes Leoneses, 24. Comisario:Álvaro Fominaya. Hasta el 18 de mayo de 2025—La cita es suya: «Si los humanos han de ser liberados lo serán por haber formulado las preguntas correctas, no por haber dado las respuestas acertadas». ¿Qué se pregunta Ai Weiwei?—Me pregunto cuánto tiempo más va a durar esta entrevista.—[Miro el reloj] Treinta segundos, se lo aseguro. Ni uno más de los 20 que me han concedido.—No tengo ninguna curiosidad ni fantaseo mucho sobre la situación actual. Tan solo lidio con ella.

 

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