Jailyn_Swaniawski
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Aunque nos encanta poder viajar a países lejanos, los lugares que están cerca son nuestro primer comodín para una escapada rápida y llena de encanto. Y en esta ocasión no tenemos que coger ni el pasaporte ni el avión para disfrutar de un intenso fin de semana en una ciudad que combina perfectamente arquitectura, gastronomía y tradiciones vascas. Situada a menos de media hora de la frontera con España (y a unos 8 kilómetros de la señorial Biarritz), encontrarás en Bayona una ciudad que merece la pena descubrir y saborear con calma. Sus barrios de arquitectura tradicional que mantienen el trazado medieval, pintorescas casas de colores y un rico patrimonio histórico hacen de este destino vascofrancés la escapada perfecta.
Las puertas de acceso al casco histórico
Aunque te cueste creerlo estás en territorio francés. Y es que una de las cosas que más te sorprenderá al llegar a Bayona es la armoniosa fusión de arquitectura vasca y francesa que verás en sus calles. Situada en la confluencia de los ríos Nive y Adur, la ciudad está dividida en tres partes: la Gran Bayona, la Pequeña Bayona y Saint-Esprit, el barrio donde se establecieron los judíos que fueron expulsados de la Península Ibérica. Para entrar al casco antiguo hay que traspasar una de estas puertas: la Poterne, la Porte de Lautrec o la Porte d’Espagne.
Primer día: visita a la catedral de Bayona
Empezamos descubriendo esta antigua ciudad fortificada por su barrio principal, la Gran Bayona. Tras cruzar la Porte d’Espagne, nos adentramos en el casco histórico, formado por casas multicolores con entramado de madera. Es también donde se encuentran algunos de los principales puntos de interés, como la catedral gótica de Santa María, que será nuestra primera parada. Levantada en el lugar que ocupaba una antigua catedral románica, que fue destruida por dos incendios en 1258 y 1310, llama la atención su apabullante exterior, del que no te pasarán desapercibidas sus dos torres góticas rematadas con dos esbeltas agujas que miran al cielo y que se divisan desde cualquier punto de la ciudad. Pero no te quedes solo con su exterior porque dentro podrás visitar su precioso y enorme claustro, del siglo XIII, así como disfrutar de las impresionantes vidrieras.
Muy cerca de la catedral se encuentra el Château-Vieux o Castillo Viejo. Construido entre los siglos XVI y XVIII, es la construcción militar más antigua de Francia. Eso sí, tendrás que conformarte con verlo desde el exterior, ya que no se puede visitar.
El recorrido nos conduce hasta otro de los lugares de interés: el edificio del Ayuntamiento, que también alberga el teatro y está situado en la Place de la Liberté, en la orilla del río. De estilo neoclásico, cuenta con seis enormes estatuas que se encuentran en todo lo alto y que representan las diferentes disciplinas artísticas.
Pero no nos quedamos solo con la Bayona monumental. Para disfrutar al cien por cien de esta ciudad hay que callejear y empaparse del encanto de los soportales, de las plazas y de la arquitectura tradicional que mantiene su trazado medieval.
Y después de patear la ciudad llega un descanso más que merecido. Por supuesto, no se nos ocurre nada mejor que cerrar el día disfrutando de los sabores locales con la mejor muestra de gastronomía vasca en alguno de los restaurantes del casco histórico. Estamos seguros de que, además de platos emblemáticos como la tortilla de bacalao o la deliciosa axoa de ternera con patatas, no faltará en tu mesa el jamón, uno de los productos estrellas de Bayona.
Segundo día: la Petite Bayonne
Te encantará callejear por este barrio, que, aunque es menos monumental que La Grand Bayonne, tampoco te puedes ir sin conocerlo. Uno de los lugares de interés es la iglesia de Saint-André, de estilo romano-neogótico, recuerda bastante a la catedral de Notre Dame de París. Está situada junto al castillo Nuevo y la entrada es gratuita. Y después el mejor plan es pasear porque estás en el mejor lugar para disfrutar sin prisas haciendo alguna parada en sus cafés o en las terrazas que se encuentran junto al río Nive.
El barrio de Saint-Esprit, de tradición chocolatera
Situado en la margen derecha del río Adour, Saint-Esprit es el barrio más original, pero, sobre todo, el más dulce de Bayona. Dinámico y en continuo cambio, se ha convertido en un espacio lleno de vida con numerosas tiendas de estilo vintage, de segunda mano y de artesanos. Y además de ser un templo de la cultura underground, es también el responsable de que Bayona sea conocida como la Capital del Chocolate, producto que introdujeron los judíos portugueses a principios del siglo XVII, cuando tras ser expulsados por la Inquisición se instalaron aquí.
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