“27 y Piyi, cuiden el terreno, la familia y a los viejos”: la falsa leyenda de que escuchar corridos ayuda a detener narcos

Elias_Grant

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Las autoridades mexicanas detuvieron el pasado jueves a Mario Alexander Gámez, alias El Piyi, uno de los grandes sicarios de La Chapiza ―como se conoce al brazo armado del Cartel de Sinaloa―, en los Jardines de Santa Fe, al norte de Culiacán. Un hombre de tez blanca y con barba, de alrededor de 1,75 metros de altura. Esa vaga información que difundía la policía tras su arresto resultaba importante para descifrar la identidad del criminal. El aura de misterio que rodeaba al sicario despertó el interés de los compositores de narcocorridos años atrás. Fuentes federales han comentado a los medios en los últimos días que las canciones que mencionan al criminal ayudaron a enfilar las investigaciones para ubicarle. Este diario ha conversado con expertos en el género musical, que muestran una idea más escéptica del peso que los corridos pueden tener en una investigación de Inteligencia.

Las figuras de criminales enigmáticos y de héroes afamados han sido fuentes de inspiración históricas en el género popular del corrido. El Piyi, un sicario de perfil bajo pero con un importante peso en la organización, según las autoridades, logró cierto interés entre los artistas corridísticos. Las letras dedicadas a Gámez lo muestran como un hombre leal la organización y muy cercano a figuras como la de Nestor Isidro Perez-Salas, El Nini, el jefe de seguridad de Los Chapitos capturado en noviembre en Culiacán. El Corrido del Piyi, un tema interpretado por Larry Hernández y Los Caimanes de Sinaloa, es una muestra: A un ladito del Nini me verán / Yo jamás me le despego, para mí es como un carnal […] Mucho gusto, a mí me apodan El Piyi / Y aquí andamos bien atentos a la orden del jefe Iván [Archivaldo, hijo de El Chapo].

La detención de El Piyi se llevó a cabo en el contexto violento que ha sumido a Culiacán en el caos desde el pasado 9 de septiembre. La ciudad se ha convertido en epicentro de una guerra entre las dos divisiones que pugnan por el control Cartel de Sinaloa, la de Ismael El Mayo Zambada y la de Los Chapitos, los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán. En las últimas dos semanas, un centenar de personas han muerto de forma violenta en el Estado.

Elementos de la SEDENA resguardan la zona donde se llevó a cabo la detención de 'El Piyi', presunto jefe de seguridad y sicario principal de Los Chapitos, el 19 de septiembre en Culiacán (Sinaloa).

Para Luis Omar Montoya, historiador especializado en música del CIESAS, extraer indagaciones de un criminal a través de un corrido puede ser viable, pero no decisivo. “Claro que es posible que la información que hay en los corridos se pueda utilizar, pero definitivamente veo poco probable que el Ejército mexicano vaya a depender únicamente de un corrido para capturar a un personaje”, explica, y defiende la importancia de ese contexto violento desatado en la localidad para comprender la detención.

En la última semana, varios medios relacionaban que aquellas fuentes federales consultadas por Milenio se apoyaron en canciones de músicos de los corridos tumbados, esa variante de moda que une el corrido tradicional con los géneros urbanos actuales. Algunos de los grandes nombres de ese subgénero como Peso Pluma, Roberto Laija (Tito Doble P, primo y compositor de los grandes éxitos bélicos del primero) y Luis R. Conriquez llevaron referencias sobre El Piyi a su discografía. Ejemplo de ello ―el más sonado en esas mismas informaciones― es La People II, donde se le relaciona con Jorge Humberto Figueroa-Benitez, El 27, otro capo de los sicarios sinaloenses: Al hijo del jefe salimos para defender […] / 27 y Piyi, cuiden el terreno, la familia y a los viejos.

Aunque esas letras revelan cierta información, Montoya defiende que la narrativa de los corridos modernos “es muy pobre”, lo que le hace mostrarse escéptico ante esa hipótesis del corrido como una herramienta clave para lograr una detención. El historiador remarca que las letras podrían ayudar a conocer la parte lúdica del personaje, sus gustos; pero dice que todo eso queda emborronado por la descripción de virtudes que los compositores asocian a los diferentes personajes por igual (“a todos ellos les gustan las mujeres, las armas, los coches de lujo”, concreta).

El investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) Luis Díaz-Santana ha abordado en diferentes investigaciones la “magnificación” de la importancia que, dice, muchos académicos especialistas han dado a las letras de los corridos, olvidando el contexto lúdico en los que se consumen. “Los corridos son espacios para la diversión, para el desahogo”, cuenta por teléfono. El género musical ha estado muy ligado a los corridos por encargo, aquellos creados a petición de un interesado, y en los que el compositor termina por exaltar virtudes del pagador. Para el doctor, discernir entre realidad y ficción en las letras de los corridos puede resultar una tarea complicada: “Sería cuestión de hacer una investigación muy profunda y, de todas maneras, creo no tendríamos una certeza en el resultado”.

Díaz-Santana ha mantenido conversaciones con compositores de la franja fronteriza entre Estados Unidos y México, un territorio clave para la comprensión del género, muy ligado a la cultura del mestizaje. “Todo lo que he encontrado en el trabajo de campo con estos músicos es que siempre que ellos componen lo hacen en la más absoluta libertad, que nunca están condicionados por personas externas”, explica. La People II, compuesto, por Roberto Laija aborda el cumplimiento de misiones de los diferente sicarios de una manera superficial, sin profundizar. “En lo particular, dudo que hayan sido compuestos por encargo. Se ve que son corridos celebratorios, que de hecho se ve que al compositor le nacen de manera absolutamente personal”, expone Díaz-Santana.

El doctor de la UAZ también expone una cierta incomprensión hacia el segmento cultural por el que transita el género ―donde las referencias a historias del narco y la violencia son comunes―, donde los autores utilizan códigos propios: “A menudo [las letras explícitas] nos pueden parecer agresivas, macabras. Siento que se ha magnificado esta importancia que tiene, de leer además los corridos al pie de la letra. Cuando vemos la letra ya en su contexto nos damos cuenta de que eso que en un momento parecía una agresión es una broma más bien”.

El Piyi no es un caso aislado. Unas horas después de la detención de Ismael El Mayo Zambada, El As de la Sierra publicaba Pacífico triste, un tema en el que narraba la detención del capo. Y personalidades criminales como Joaquín El Chapo Guzmán o Juan José Esparragoza, El Azul, de la misma organización criminal, cuentan con temas referenciales. Las indagaciones de Díaz-Santana llegan a muchos años atrás. El investigador ha estudiado corridos sobre la figura de Fred Gómez Carrasco, uno de los grandes capos chicanos de la droga de los 70, que pasó de vivir en las zonas rurales de San Antonio a ser una de las grandes cabecillas mafiosas, una historia muy común en la mitificación del personaje. “Sobresale mucho la idea que es común a todas las figuras que se convierten en mitos, del contraste extremo entre infancias que fueron muy humildes y que luego se convierten en figuras públicas de gran autoridad. Este contraste causa gran gusto en la sociedad, es algo que llega muy hondo en el espíritu humano”.

El paso de una infancia humilde a una figura de gran autoridad llega muy hondo en el espíritu humano

Luis Díaz-Santana, investigador de la UAZ

Montoya formó parte de la serie documental Entre balas y acordes: La historia del corrido (Vix) como asesor e investigador histórico. En ella, los diferentes expertos consultados destacan la violencia y la épica como algunos de los grandes motores históricos del género popular. “El narcotráfico y la corrupción son los proveedores orgánicos de historias de venganzas y traiciones donde se amplifica la violencia y se normaliza el asesinato”, resumen brevemente en la sinopsis.

La posible importancia de los corridos en las investigaciones para realizar el arresto de El Piyi difumina lo que para Montoya resulta en realidad más interesante: la importancia de los corridos en el entendimiento de las problemáticas populares, como la apuesta de los carteles de la droga utilizan por los cantantes actuales de corridos urbanos para establecer una plataforma política. “[Esta situación] termina corroborando es que el narcotráfico permea todo. Cómo está metido en toda la cultura popular, cómo es un discurso omnipresente y cómo se construye una suerte de mitología popular en torno al narcotráfico.

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